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Diputómetro

Diputado García advierte: corrupción crece cuando el Estado no responde con agilidad
Entrevista
Diputado García advierte: corrupción crece cuando el Estado no responde con agilidad

Para el diputado de la Unidad Social Cristriana (PUSC), Carlos Felipe García Molina,  la corrupción no es un problema exclusivo de un solo sector, sino un riesgo inherente a cualquier espacio público o privado, desde medios de comunicación hasta partidos políticos y organismos del Estado. Sin embargo, insiste en que el verdadero desafío no es señalar quién es más o menos corrupto, sino fortalecer las instituciones con procesos claros, eficientes y transparentes que restauren la confianza ciudadana.

García, el diputado más joven con 29 años, en medio de una coyuntura política tensa hace un llamado a que la juventud deje de ser espectadora y se convierta en protagonista. "Las decisiones que tomemos hoy definirán el país en el que viviremos mañana", dice.

Este es un extracto de la entrevista que el socialcristiano tuvo con Diputómetro de CR Hoy Pro.

Hace dos meses usted fue reelecto como primer secretario de la Asamblea Legislativa. ¿Cuál es el reto del Directorio en esta última legislatura y en medio de la coyuntura actual?

Los principales retos son continuar construyendo los acuerdos necesarios. Es importantísimo que la Asamblea no pierda el norte: en ocho meses podemos avanzar mucho si evitamos caer en la dinámica de la campaña política que se avecina.

La Asamblea Legislativa es la institución más política del país. Es natural que surjan tensiones, pero debemos evitar que las pasiones electorales nos distraigan de nuestra labor como diputados, cuyo mandato se extiende hasta abril de 2026.

Su reelección generó tensiones dentro del PUSC. Hubo señalamientos de deslealtad por parte de su compañera Daniela Salas, excandidata al cargo. ¿Cómo se han manejado estos conflictos en los últimos dos meses?

Fue una elección democrática en la que la mayoría decidió que yo continuara. Ahora toca avanzar.

Nadie puede poner en duda mi compromiso con el partido. He trabajado por su crecimiento y fortalecimiento, y así seguiré durante este último año de cara al proceso electoral.

¿Cómo evalúa el clima del trabajo legislativo? ¿Siente que hay más apertura a las confrontaciones entre fracciones?

A esta altura del periodo, ya nos conocemos como compañeros. Somos 57 seres humanos trabajando juntos, y con el tiempo se crean afinidades.

Varios diputados han entendido que los acuerdos se logran con diálogo. A veces hay que recordar que esto no es personal: estamos aquí por responsabilidades políticas que el país nos exige asumir.

¿Cuál considera que es la principal demanda ciudadana para este último año?

Hay dos demandas clave. La primera es la seguridad. Vivimos hechos inéditos, escandalosos y preocupantes. Debemos recuperar al país, restaurar la credibilidad en las instituciones, garantizar justicia pronta y devolverle seguridad a la ciudadanía.

La segunda es la educación, aunque está muy ligada a un tema presupuestario. Necesitamos darle recursos al Ejecutivo para que no recorte becas, para dignificar la labor docente y mejorar la calidad del sistema.

Y un tercer tema que ha quedado relegado, pero es quizá el más urgente, es la salud pública. Hoy mueren ocho personas al día en listas de espera. La negligencia —como la falta de especialistas— está costando vidas. Y eso es responsabilidad del Ejecutivo.

¿Está en riesgo la democracia, el Estado de Derecho y la institucionalidad costarricense?

Claro que sí. ¿Para qué se quiere el poder: para vengarse o para sanar?

Nunca había visto un gobierno donde diputados se sintieran intimidados por seguimientos de la DIS o posibles intervenciones telefónicas. Nunca vi el uso de tributación para perseguir a empresarios.

Debemos recordar que la corrupción puede estar en cualquier espacio: medios de comunicación, juntas de educación, asociaciones, partidos.

No se trata de ver quién es más corrupto, sino de institucionalizar procesos que devuelvan la confianza ciudadana. La corrupción florece cuando el Estado burocrático no resuelve. Por eso urge más eficiencia y mejores controles.

Usted es el diputado más joven de la Asamblea Legislativa. ¿Cómo valora la desconexión entre la juventud y la política?

Creo que hemos perdido vocación democrática. Yo siempre repito una frase: "Tiempos difíciles crean hombres fuertes; hombres fuertes crean tiempos buenos; tiempos buenos crean hombres débiles; y hombres débiles crean tiempos difíciles".

Mi generación nació con asfalto, internet, salud, educación. Y cuando uno no ha tenido que luchar por lo que tiene, lo da por sentado.

Pero también hay que decir que la bronca es de nuestra generación. Porque el país que construyamos hoy es el que nos tocará vivir a los 40.

Somos la generación que podría no tener casa propia ni pensión, pero que cree en el diálogo, los derechos humanos y el equilibrio ambiental.

Yo me siento orgulloso de que cuando llegamos, solo tres diputados éramos menores de 30 años. Ojalá en el próximo periodo lleguen cinco o seis. Y que ya no sea escandaloso ver jóvenes en el Congreso, sino algo natural. Que la juventud no espere heredar un país, sino construirlo.

¿Qué aporte puede dar el PUSC para recuperar la confianza ciudadana?

Ya lo estamos haciendo. Yo soy el diputado más joven de esta Asamblea, y soy del PUSC.

El alcalde más joven del país también es del PUSC, al igual que la presidenta municipal más joven, en Puerto Jiménez.

Estamos renovando liderazgos. Además, como socialcristianos, somos el equilibrio. Somos el centro. Representamos la moderación entre libertades individuales y garantías sociales, entre crecimiento económico y protección ambiental.

¿Qué papel jugará usted en el proceso electoral del 2026?

Tengo un compromiso con mi partido y con el país. Estaré trabajando activamente en la campaña política y haré todo lo que esté a mi alcance para que el PUSC obtenga el mejor resultado posible.

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