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Reportaje Especial

Del río a las aulas: Elizabeth derribó barreras y sacó a 3 hijos adelante

Al quedar viuda, se encargó de negocio de "taxi" en el río Telire

Por Joselyne Ugarte | 3 de Dic. 2017 | 12:04 am

Desde los 14 años dependía totalmente de su esposo. Ella se dedicaba a atender a sus 3 hijos y a las labores del hogar. Sin embargo, hace 9 años quedó viuda y tuvo que hacer frente a una realidad que la abrumaba: sus hijos y las obligaciones no podían esperar.

Fue así como Elizabeth Mayorga se "echó la carga al hombro" y tomó la "panga con sus manos". Hasta hace 1 año y medio, ella era la encargada de dar servicio de "taxi acuático" en un río en Talamanca.

En un inicio todos se sorprendían de ver a una mujer, a una madre de familia, en una labor "de hombres", pero eso no le importó, ella sabía que tenía que encontrar la manera de sacar adelante su hogar.

Inicio de un negocio

La vecina de la comunidad de Suretka y madre de dos hombres de 24 y 20 años y una joven de 17, contó que su primer esposo -y padre de sus hijos- se dedicaba a la agricultura pero con el paso de los años empezó a reinventar su negocio, con el transporte plátanos por medio de un bote con un motor.

"Luego se vio la necesidad de que se necesitaba a alguien para que transportara gente desde Suretka hacia otras comunidades, por lo que él decidió dedicarse a eso junto con otra familia; una semana trabajaba él y otra semana esa familia. Ya hace unos 21 años que nuestra familia se metió en el negocio", recordó Mayorga. Cuando el hijo mayor de ambos tenía 15 años, su esposo falleció en un accidente de tránsito.

"Ahí comenzó la lucha, de ver cómo hacíamos para mantener ese trabajo porque de ahí comíamos (…) Mi hijo así de joven, sabía manejarlo, pero empezamos con problemas en los motores que estaban muy viejos y no trabajaban bien. Para adquirir un bote nuevo había que buscar cómo, porque el costo aproximado era de ¢2 millones y medio, más los motores", recordó Mayorga.

Al vivir en una reserva los terrenos son parte del territorio indígena, por lo que los pobladores solo tienen un derecho de posesión lo que no les permite optar por un préstamo bancario. Sin embargo, ella no se echó para atrás y luego de buscar, encontró ayuda en una organización llamada Fundecooperación, que le brindó la asesoría para emprender y seguir con su negocio.

Nuevos horizontes

Justo cuando la necesidad de cambiar su herramienta de trabajo surgió, ella estaba iniciando sus estudios universitarios para convertirse en educadora.

"La chiquita tenía 7, el otro estaba como con 11 años y uno solo… ¿Cómo iba a hacer? En ese momento apenas estaba empezando a estudiar en la Universidad Nacional (UNA) que llegó la oportunidad al territorio en la sede de Bribri de Talamanca", contó Mayorga.

Sin echarse para atrás, durante 5 años viajaba cada sábado a la universidad hasta optener su título y hace 1 año y medio dejó el río, para convertirse en la educadora de una escuelita en Talamanca.

"Extraño mucho mi otro trabajo… Aunque es un trabajo difícil, por el calor que hace, uno lo hace y es una bendición que le da el sustento a uno. Nunca olvidaré las madrugas desde las 4:00 a.m. y hasta las 7:00 p.m.", cuenta.

Doña Elizabeth volvió a casarse hace casi ya un año volvió, y asegura que esta experiencia le ha permitido tanto a ella como a sus hijos, saber que aún en los peores momentos hay que buscar las fuerzas internas que le permiten salir adelante.

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