De una afición nació un negocio familiar donde muchos guardan cariño
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Hace cinco años, Martha Bloise comenzó a hacer cajas con resina como un pasatiempo… Sin embargo, un día obsequió una de sus creaciones y la historia cambió. El boca en boca surtió efecto y los pedidos aumentaron, tanto como para que hoy este oficio sea su principal fuente de ingresos.
"A mi hija le regalé una caja para el té, que en esa época terminaba la carrera de psicología, y cuando sus compañeras la vieron me comenzaron a encargar. Después de eso, una persona me invitó a participar en una feria y cuando me di cuenta de cómo la gente alababa mi trabajo, me animé a seguir adelante… Ahí empezó todo", dice.
La artesana comenta que al principio "no sabía nada" respecto a cómo se lleva un proyecto comercial, pero debido a los "pedidos" se lanzó al agua y solicitó colaboración a una persona para que le hiciera las cajas en madera. Con el tiempo, su marido se unió al emprendimiento y él se hizo cargo de esta función.
Así fue como la afición de esta cartaginesa se convirtió en un negocio familiar que llamó AyM Proyectos, donde cada integrante tiene un rol especial, "ahora mi esposo es quien corta y arma las cajas en su taller, uno de mis hijos -que es diseñador publicitario- es el que hace el formato y diseño, y mi otro hijo las pinta.
Yo soy la que termino el producto… Me encargo del proceso de la resina que es muy delicada. Este es un material que capta cualquier partícula de polvo o puede generar burbujas y también me preocupo de los acabados y del mercadeo", dijo.
La artesana asegura que sus cajas son únicas ya que destacan por sus diseños, detalles y colores y en ciertos casos, pueden ser personalizadas. Para ella los detalles importan demasiado, porque "cada caja debe quedar perfecta para su dueño".
Martha señala que en un principio hacían otros artículos, pero finalmente el público eligió la línea que ofrecen. "Teníamos otros productos, pero los clientes nos indicaron el camino a seguir".
Para guardar cariño…
Para Martha Bloise las cajas son mágicas… porque en su interior guardan cosas importantes. "La gente las compra para tener joyas, documentos, té… e incluso secretos", dice.
Cada semana Martha y su familia elaboran cerca de 200 cajas que venden en ferias y en una pequeña tienda que abrieron en Cartago (Teléfonos: 7043-3847 / 2551-3645). "Hay empresas que a veces nos piden diseños especiales. En diciembre una marca de café nos hizo un pedido de cajas con su logo, para enviar a sus clientes en Nueva York", explica.
La artesana dice que desde que comenzó a comercializar sus productos, estos empezaron a viajar a diferentes lugares del mundo. "siempre llega alguien y nos dice: ‘voy a viajar y quiero llevar una caja'. Así nuestros productos se han ido a Europa, África, Asia y Sudamérica… ".
Martha dice que con este emprendimiento quiere seguir avanzando. "A futuro quisiera exportar y formar una empresa que le quede a mis hijos y a mis nietos, para que sean ellos los que sigan y mantengan este proyecto que comenzó como un pasatiempo y que ahora es un negocio… quiero crecer en grande y sí lo voy a lograr".