Crítica de música: Los Fabulosos Cadillacs y los señores de las cuatro décadas
La imagen era reveladora: al “muchacho” lo sacaron los socorristas en camilla de la cancha del Estadio Nacional, con una dolorosa lesión en la rodilla, más digna del fútbol profesional que de un slam de veteranos en un concierto. No fue el único herido, pero sí el de más consideración, producto de un baile giratorio de empujones entre cuarentones. Al igual que a él, hoy el cuerpo le recordará a muchos que bailar ska a estas alturas del partido tiene consecuencias.
Que el cuerpo aguante, pues anoche se bailó en La Sabana con la misma gana, aunque no con la misma agilidad, que cuando estábamos en el colegio o la U. Y básicamente con las mismas canciones de entonces: el décimo concierto de Los Fabulosos Cadillacs en Costa Rica celebró los 40 años de carrera de la banda argentina, y bien pudo servir de fiesta de cuatro décadas (o más) para la mayoría de los asistentes: ahí estábamos todos los que sí entendemos el significado de la campaña “Sí, volvió” de la Borden.
Previo a los Cadillacs hubo dos actos introductorios: la veterana agrupación local El Guato y la no menos experimentada La Mosca, de Argentina, curiosamente apenas haciendo su debut en suelo costarricense, pese a que su música es, en estos lares, el soundtrack de las pachangas desde hace rato.
El Guato fue puro corazón. Si bien desde hace rato la banda es un proyecto casi personal de su incombustible líder, el vocalista Geovanny Durán, sus actuales compañeros se entregaron con la misma pasión que él. Su set fue intenso, sin rellenos, con algunas canciones que ya pasan los 30 años, que conservan la insolencia e ingenio que hizo despegar a los perrunos de la escena under a consolidarse como uno de los grupos más notorios y emblemáticos del rock tico de todos los tiempos. No es cualquiera el que toca en un estadio lleno de gente que pagó para ver a otros y, aun así, se echa al público a la bolsa —vale decir— con un repertorio que los presentes se sabían de memoria
La Mosca fue un entremés divertido, mas no imprescindible: bien pudo no haber tocado anoche y no pasaba nada. Esta agrupación se ha caracterizado desde sus inicios por su música festiva, futbolera y genérica, por lo que extraña que pasaran tantos años sin tocar gratis en, digamos, las fiestas de Palmares. Aun así, la gente la pasó bien con los que antes eran La Mosca Tse-Tse, que la verdad deben sentirse muy dichosos de haber debutado en Costa Rica frente a un estadio lleno, pues de haber venido solos, la convocatoria hubiese sido muy distinta. Y hay que reconocerles el tino de haber introducido en el cierre del set sus covers para las infalibles “De música ligera” y “Lamento boliviano”, de Soda Stereo y Enanitos Verdes, respectivamente, un recurso para levantar al público equivalente a haber gritado “¿Dónde están los morados? ¿Y los manudos?”.
Hubo un tercer acto introductorio y fue la participación sorpresa de la Banda Municipal de Zarcero, la misma que ha dejado a Costa Rica muy en alto en el Desfile de las Rosas. La agrupación, compuesta en su mayoría por músicos jóvenes, interpretó un homenaje a los Cadillacs, con una versión muy suya de “Matador”. Fue un significativo detalle, aunque algo deslucido porque los zarcereños no contaron con el sonido ideal.
En cuanto a los Cadillacs, es curioso, pues todos sus conciertos tienden a ser una versión ligeramente remozada de los anteriores, pero eso no le resta ni un gramo de efectividad. En mi caso, la de anoche era la quinta ocasión en que los veía en vivo, y la gocé con la misma sonrisa que tuve en 1999, cuando tocaron en Pedregal en la noche complicada de Tango India; en el 2001, en el épico y desastroso chivo del Palacio de los Deportes; en el increíble show al aire libre de ese mismo año en Ojo de Agua, o bien en el 2011, cuando llenaron el estadio Saprissa con su gira de reunión.
LFC es de esos artistas que bien puede venir todos los años a Costa Rica y siempre le irá bien, colocándose en una exclusiva categoría de llena-recintos infalibles, como Chayanne, Sabina o Arjona. No es cuento: los Cadillacs tocaron aquí en el 2023 y en el 2024, en ambas ocasiones con setlists muy similares al que escuchamos anoche en La Sabana, y la gente les responde una y otra vez.
En esta fidelidad tiene mucho que ver que la banda se conserva en perfectas condiciones musicales, especialmente con sus tres integrantes más visibles: el saxofonista Sergio Rotman, el bajista Flavio Cianciarulo y el cantante Vicentico. No son los únicos miembros originales que se mantienen en la agrupación, pero sí los imprescindibles: sin ellos, los Cadillacs pierden el ADN. La voz de Vicentico está intacta, al igual que su energía desgarbada en escena, con su infaltable bastón y camisetas propias de quien va a lavar un carro.
El Sr. Flavio merece mención aparte: qué músico tan extraordinario. Como bajista da cátedra de pieza en pieza, al punto de que su instrumento trasciende su tradicional rol de base rítmica para ser más protagónico que la guitarra. Por sus dedos pasa el funk, el dub, el rocksteady. Y súmele un inyecte inagotable y una personalidad arrolladora: es Flavio, más que Vicentico, quien propicia la interacción con el público.
En géneros musicales, los Cadillacs son una rocola: anoche nos dieron reggae, cumbia porteña, punk, ska, mambo, todo bien orgánico. Incluso hubo episodios de psicodelia, como en la extensa y alucinante versión de “Los condenaditos”.
LFC, sabedores de que la gente espera de ellos solo éxitos, no se hicieron de rogar: su setlist fue un Greatest Hits en vivo, con ninguna canción menor de 20 años. Y, aun así, dos horas se hacen pequeñas para un grupo con tantas piezas memorables (es más: bien podrían dar un segundo concierto hoy, solo con todos los grandes éxitos que no tocaron).
A la productora del evento, One, se le agradece el deseo de armar un concierto con un menú nutritivo, en el que hubo dos grupos argentinos y uno tico en igualdad de condiciones técnicas. Acá aprovechemos para reconocer a la empresa local RSTV, que cumple 39 años como referente regional de calidad en ingeniería de sonido para conciertos: Costa Rica no sabe lo mucho que le debe a Virgilio y Elías por lo bien que suenan los artistas que nos visitan.
En resumen: fue una noche de argentinidad desbordada, con los Cadillacs probando, de nuevo, que Costa Rica es una apuesta segura para ellos: acá siempre se les recibe con los brazos abiertos, aunque eso implique ver a un montón de señores y señoras jugándose el físico y dándolo todo como si se tratara de 1995. Por ahora, vamos a lo que el cuerpo aguante.
Ficha técnica:
- Concierto con Los Fabulosos Cadillacs.
- Artistas invitados: La Mosca, El Guato y la Banda Municipal de Zarcero.
- Fecha: 22 de junio de 2025.
- Recinto: Estadio Nacional, La Sabana.
- Productora: One.
- Asistencia estimada: 25.000 personas.