Consumidores pagan diferencias de hasta ¢13.000 por un mismo medicamento
Exigen al MEIC estudios comparativos de precios anuales para “transparentar negocio”
CRHoy.com cotizó siete medicamentos de consumo regular en tres populares cadenas de farmacias del país y encontró importantes diferencias en los precios.
Los ciudadanos pagan entre ¢3.000 y ¢13.000 extra por productos de la misma marca, composición activa y cantidad.
Estas diferencias levantan alertas entre los defensores de los consumidores, autoridades de Gobierno y farmacéuticos que debaten los mecanismos “más apropiados” para regular el mercado de la venta de medicinas.
El ejercicio periodístico se hizo tras darse a conocer que la Comisión para Promover la Competencia (Coprocom) -encargada de luchar contra las prácticas monopolísticas en el país- tramita la unificación de los grupos empresariales dueños de las farmacias Fischel y La Bomba, que eran rivales en el mercado de la venta de medicamentos. Esta sería la quinta alianza comercial de competidores directos (unificación o compra) que se aprueba en menos de tres años.
¿Por qué tan caro?
Las cotizaciones de los medicamentos se solicitaron personalmente en las farmacias Fischel de Guachipelín de Escazú, Farmavalue de Moravia y vía correo electrónico en La Bomba de San Pedro de Montes de Oca.
La diferencia más amplia se encontró en el antidepresivo Prozac, que tiene un precio de ¢49.740 en la Fischel, en La Bomba no lo venden y en Farmavalue cuesta ¢36.345. La misma caja de 28 pastillas sale ¢13.345 más barata en el tercer establecimiento. La historia se repite con el antidepresivo Altruline, que tiene una diferencia de ¢8.110 extra si compra en la Fischel y no en Farmavalue.
Otro ejemplo es la caja de 14 unidades del medicamento Atacand 32mg para controlar la presión arterial que cuesta ¢18.065 en la farmacia Fischel, ¢12.000 en La Bomba y ¢11.890 en Farmavalue. La diferencia en este caso es de ¢6.175 entre el local con el mayor costo y el más barato.
En el caso del antibiótico Klaricid se invierten los papeles, Fischel es la farmacia que lo vende más barato con un costo de ¢23.482, mientras que en Farmavalue vale ¢27.000 y en La Bomba alcanza los ¢29.000 por cada caja de diez unidades. Más de cinco mil colones de diferencia entre uno y otro.
Otros de los productos cotizados son el antibiótico Azitromicina donde las farmacias reportan diferencias de hasta ¢1.279 por cada pastilla, el regenerador de tejido Piascledine de 30 pastillas que vale ¢4.470 más caro en algunas farmacias y el tratamiento para el asma Singulair de 30 unidades, que algunos clientes lo compran ¢6.485 más barato en algunos locales.
Las diferencias en el precio de un mismo medicamento tiene múltiples explicaciones que involucran a varios actores dentro y fuera del país, y no se da solamente porque una farmacia aplica un porcentaje mayor de ganancias que otra.
Las alianzas comerciales, cantidad de producto que compran y hasta los acuerdos de promoción tienen incidencia directa en el costo de los productos.
La dirección de investigaciones económicas y de mercado del Ministerio de Economía identificó cuatro técnicas que encarecen los precios de los medicamentos en el país. Costa Rica es el segundo país con medicamentos de mayor precio en la región.
Técnicas comerciales que afectan los precios de las medicinas:
- Push Money o impulso: las casas farmacéuticas internacionales promocionan los medicamentos bajo el nombre comercial y no bajo los componentes activos del producto, con esto logran que los profesionales médicos receten a los pacientes marcas y no medicinas puras y al final los ciudadanos se ven obligados a comprar un producto determinado. Algunos profesionales ganan comisiones por recomendar los productos como marcas y esas comisiones se traducen en mayor costo a los pacientes.
- Diferenciación de precios por país: según el estudio, aunque los precios de los medicamentos deberían ser iguales para toda la región, algunas casas farmacéuticas venden a Costa Rica los productos a un precio más alto, ya que el país tiene un ingreso per capita mayor que sus vecinos. Esto explicaría por qué un producto sale más barato para Nicaragua, por ejemplo.
- Prácticas de mercadeo: algunas casas farmacéuticas o sus distribuidores (droguerías) invitan constantemente a los médicos a congresos internacionales, viajes, bonificaciones y otras estrategias de mercadeo para promocionar sus productos; esto se cobra en el costo final al consumidor.
- Negociación por volumen: algunas cadenas de farmacias internacionales o cadenas de bajo costo negocian directamente con las casas farmacéuticas por volúmenes importantes que incluyen regalías de producto, esto explica que algunos locales consigan precios menores de un mismo producto que otros que compran en pequeñas cantidades
Para Erick Jara, Director de Investigaciones del MEIC, estas prácticas son difíciles de comprobar y algunas no implican un delito, ya que las comisiones, regalías o pagos se dan en la clandestinidad y las negociaciones comerciales están bajo las reglas del comercio nacional e internacional “el problema es encontrar evidencias de prácticas inadecuadas, en las investigaciones no hemos logrado comprobarlas aunque sabemos que existen, incluso las bonificaciones son difíciles de identificar porque no dejan rastro, por eso nuestro trabajo se complementa con el del Ministerio de Salud con sus investigaciones de verificación de mercado, hay componentes que ellos sí pueden fiscalizar”.
¿Qué se debe hacer?
Según Erick Ulate, la regulación del precio de las medicinas por parte del Estado no es la solución, ya que esto podría traer desabastecimiento de algunos productos.
Consumidores de Costa Rica pide al Gobierno que a través del MEIC se incorporen estudios de precios de medicamentos y que los hagan públicos a los ciudadanos, como los que se realizan sobre los intereses que cobran las tarjetas de crédito, esto ayudaría a transparentar el lucrativo negocio.
“Hemos estado analizando los proyectos de ley que están en la corriente legislativa para regular el precio de las medicinas y lo que nos parece es que son proyectos muy burocráticos que tienden a trabar el mercado… lo mejor es que el mercado saque de competencia a quienes están cobrando caro, con los estudios de precios se podría informar a la población cuáles son las farmacias que cobran de más para que la gente simplemente no las visite” dijo Ulate.
El doctor Marco Ivankovich, presidente del Colegio de Farmacéuticos, tampoco le apuesta a la regulación por parte del Estado como solución a las diferencias de precios, reconoce que la tendencia del mercado es a desaparecer las farmacias independientes y a la imposición de cadenas que pertenecen en algunos casos, a los distribuidores de medicamentos.
“No necesariamente las farmacias que están cobrando precios altos son las que están teniendo grandes ganancias… acá vienen dueños de farmacias y nos cuentan que los clientes los están tratando de ladrones y ellos no tienen la culpa, cobran eso porque no pueden acceder a mejores precios, es un tema de mercado y de volumen de compras” explicó el médico.
El Colegio ha insistido al Ministerio de Economía en la necesidad de investigaciones más profundas que determinen los precios de costo inicial que dan las casas farmacéuticas a los diferentes actores en el mercado y que terminan determinando los precios al consumidor.