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¿Concluyó la luna de miel de la pandemia?

Por Jorge Guardia | 22 de May. 2020 | 4:32 am

Estoy entre los escépticos de las políticas de salud ejecutadas en muchas partes del mundo, incluido Costa Rica. Mi pensamiento lo resumo en los siguientes postulados:

1. Lo primero es reconocer que no todos pensamos igual. Ni siquiera "los científicos" logran concordar entre ellos, menos aún los políticos y demás mortales. No todos los médicos y epidemiólogos tienen el mismo criterio. Hay discrepancias entre ellos, al igual que entre economistas y periodistas.

2. Hay temas sanitarios, económicos, políticos y legales que no se han discutido suficientemente. Tampoco ha habido una clara rendición de cuentas.

3. El Gobierno no gerenció adecuadamente la pandemia. Delegó en el ministerio de Salud el manejo absoluto del tema, privilegió la salud y la vida, pero se desentendió pasmosamente de lo económico. La crisis de desempleo, pobreza, quiebras e insolvencias, el desastre fiscal y crecimiento de la deuda penderán bajo sus espaldas.

4. Aunque a lo interno se insiste que las decisiones sólo deben tomarse con base en "la ciencia", la realidad es que son políticos y funcionarios los que, en definitiva, las toman. ¿Es ciencia, por Ej., permitir la reapertura de restaurantes con distanciamiento físico entre semana, pero no sábado y domingo? ¿Era necesario sacrificar el culto religioso?

5. En Derecho, todas las decisiones (actos, decretos, prohibiciones) deben ser debidamente justificados. Siento que, ante el temor real (o infundido) de la contaminación, los ciudadanos le han dado el beneficio de la duda, eximiéndolos de la rendición de cuentas.

6. Debe distinguirse entre lo que es ciencia propiamente dicha –estudio de las características y propiedades del virus, tratamientos curativos o paliativos, incluidas diversas formas de propagación, vacunación e inmunología- y las políticas sanitarias propiamente dichas, como la mitigación y tutela de la población. Como bien reportan el Wall Street Journal y el New York Times, en la actual carrera mundial por reabrir las economías, los países, estados y ciudades difieren mucho en sus recetas. No se pueden incluir a todos en la misma cesta.

7. ¿Cuál de las políticas es –o ha sido- la mejor? ¿Es la receta de Costa Rica la más efectiva, según han reportado medios de información, al punto de deber ser emulada por otros? ¿Cuál es la mejor política de reapertura entre las tantas que observamos en el mundo? He leído a muchos analistas afirmar que detrás de la reapertura no hay ciencia pura sino pura política sanitaria.

8. No parece apropiado comparar a Costa Rica con naciones más grandes –EE.UU., Reino Unido, España o Italia-, pues las dimensiones de tamaño y población (aglomeración) son muy distintas. Compararla con otros países como Suecia u otros de similar tamaño podría ser más representativo.

9. Costa Rica dispuso dictar medidas preventivas desde muy temprano, incluida una cuarentena (cierre parcial de la economía), lo que mereció el reconocimiento de muchos observadores. Suecia, sin embargo, no lo hizo así. Aunque decretó medidas de distanciamiento social, uso de caretas e higiene personal (al igual que Costa Rica), nunca cerró las escuelas para estudiantes de primaria y secundaria y mantuvo abierta las actividades productivas. Fueron enfoques muy distintos.

10. Costa Rica tuvo la ventaja de experimentar al inicio un menor número de infectados (por millón de habitantes), registró menos muertes y nunca colapsaron los centros hospitalarios (en Suecia tampoco), pero, en cambio, el costo económico en términos de desempleo, pobreza, déficit fiscal y aumento del endeudamiento fiscal resultó muy elevado (algunos hablan de 43.000 desempleados adicionales, o más, y un porcentaje de desempleo abierto superior al 20%); hizo muy pocas pruebas de infección y tampoco logró inmunizar a la población, por lo que se expone más fácilmente a una segunda ronda de contagios y, desde luego, a retomar nuevas y, quizás, más gravosas medidas de contención, incluida una cuarentena total según sentenció el ministerio de Salud.

11. Si ese fuere el caso, ¿Podrían legalmente imponer nuevas y más duras restricciones, incluida una cuarentena total, sin contar con aprobación legislativa? (Rubén Hernández, entre otros, se cuestiona si la Constitución dejó de regir) ¿Hasta dónde llegaría la tolerancia civil?

12. En Suecia, el número de infectados y de defunciones ha sido, a la fecha, mayor que en Costa Rica, pero su política es racional según argumentan sus propias autoridades, pues han logrado inmunizar a un porcentaje elevado de la ciudadanía, lo cual es fundamental en ausencia de una vacuna efectiva. También, el costo económico de las medidas represivas ha sido menor y los educandos no perdieron el año escolar, todo lo cual, a la larga, resultará más beneficioso en términos de bienestar para la población.

13. Varios analistas señalan que Costa Rica logró controlar mejor el virus por varias razones: 1) el cierre tempranero ya apuntado; 2) seguimiento personalizado a los infectados; el buen sistema y cobertura general de salud (CCSS, Ebaís y centros de salud) y la colaboración espontánea de la sociedad. Yo agregaría que, al igual que en otros países y regiones, el contagio inicial, por fortuna, fue comparativamente menor, y siempre es más fácil controlar un mal menor.

14. Eso obliga a formular otra pregunta: ¿Era necesario cerrar todo el país, aun cuando el contagio siempre fue menor? Algunos argumentan que casi todas las razones por las que los resultados fueron exitosos, son las mismas que se podrían haber esgrimido para no cerrar todo el país, al menos no en todas las provincias (las costas con muy pocos casos), sin perjuicio de aplicar ciertas medidas preventivas, como el distanciamiento social, uso de mascaretas, enjuague de manos y otras. Así, se podrían haber obtenido resultados similares, pero con menor costo económico. Y se hubiera inmunizado a un elevado porcentaje de la población para prevenir segundas rondas de contagio.

15. La misma argumentación puede utilizarse para la reapertura de la economía. En Costa Rica nunca colapsaron los hospitales y no hay razón para pensar que puedan colapsar ahora. En cambio, la economía sí colapsó. De un crecimiento originalmente esperado del 3,2% para 2020, las cifras que manejan ahora el BCCR y el FMI son de -3%, un viraje acumulado de 6 puntos porcentuales. ¿No hubiera sido preferible un cierre menos extensivo y prolongado, con menor efecto económico?

16. ¿Debería la reapertura posponerse o prolongarse, junto con los duros efectos en desempleo, pobreza y déficit fiscal? Veo con mucha preocupación que varios sectores productivos, especialmente turismo y comercio, se encuentran al borde del colapso. Es hora de un viraje en el manejo de la pandemia.

Jorge Guardia Quirós

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