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Cobertura forestal enfrenta nuevas amenazas

Por Juan Pablo Arias | 14 de Jun. 2018 | 1:36 pm

En el marco de la celebración del Día del Árbol en Costa Rica, el Informe Estado de la Nación 2017 señala que uno de los aspectos más positivos en la gestión del territorio nacional es la recuperación de la cobertura forestal; sin embargo, la sostenibilidad de este logro ambiental enfrenta amenazas latentes.

Desde los años 90 se revirtieron procesos de pérdida de bosques, que se venían registrando en las dos décadas previas.

Según el Estado de la Nación, este logro inédito fue posible por la aplicación de restricciones legales (prohibición del cambio de uso del suelo) e incentivos (pago por servicios ambientales) y la consolidación de esfuerzos de protección, combinados con la merma en el área dedicada a la actividad ganadera. Este cambio es especialmente notorio en la provincia de Guanacaste, donde la cobertura pasó de 51% en 2005 a 60% en 2015.

Aunque el balance general de la cobertura de bosques es favorable, el principal reto que experimenta el país es garantizar la sostenibilidad de estos avances ante las nuevas amenazas que derivan de los patrones de ocupación de los territorios.

Bajo la lupa

En Costa Rica se siguen presentando importantes focos de deforestación. Entre 2005 y 2015, Guanacaste perdió 63.650 hectáreas de bosque, sobre todo por cambio de uso del suelo para pastos y cultivos agrícolas. Esto se dio principalmente en fincas privadas (6,6%) que en su mayoría se concentran en los distritos de La Garita y Porozal, así como al noreste de Bagaces. Las menores pérdidas se registran en terrenos ubicados en áreas protegidas (4,4%), aunque el Refugio Nacional de Vida Silvestre Corredor Fronterizo Costa Rica-Nicaragua perdió más de 1.300 hectáreas.

Las amenazas latentes que enfrentan los bosques pueden ser de tipo natural o derivadas de resultados de las actividades humanas. Una de ellas son los incendios forestales, que en 2016 registraron la mayor cantidad de hectáreas afectadas en los últimos quince años (56.139). En las áreas silvestres protegidas se reportó la pérdida de 6.271 hectáreas, la más significativa en ocho años; de ese total, el 85% correspondió a terrenos ubicados en el Refugio Nacional de Vida Silvestre Corredor Fronterizo y el Parque Nacional Guanacaste. También los bosques son afectados por sismos y eventos meteorológicos extremos, debido a que en Costa Rica existen ecosistemas en sitios de fuertes pendientes; esto quedó manifiesto durante el paso del huracán Otto.

Otro desafío viene de la presión productiva y la expansión de algunos cultivos agrícolas. Un estudio realizado por el proyecto "Monitoreo de cambio de uso de la tierra en paisajes productivos vinculado a la tenencia" (Mocupp) encontró que entre 2000 y 2015 el área sembrada de piña pasó de 11.000 a 58.000 hectáreas, cifra más alta que la reportada por el Censo Agropecuario del 2014, que es de 37.660 hectáreas. Se sabe que en al menos 5.602 hectáreas, principalmente en la zona norte, se cambió el uso del suelo para dedicarlo a esa actividad.

Paralelamente, nuevos fenómenos de carácter internacional amenazan las fortalezas ambientales del país. En Centroamérica empiezan a aparecer preocupaciones en torno a las implicaciones de la denominada "narcodeforestación". Un estudio estimó que entre un 15% y un 30% de las pérdidas por deforestación en Centroamérica son atribuibles al tráfico de cocaína. Por otra parte, un grupo de expertos calculó el valor monetario de los costos socio ecológicos asociados al narcotráfico en cinco zonas de áreas protegidas en la región. En cuatro de ellas el monto se aproximó a 44 millones de dólares anuales entre 2001 y 2010, lo que equivale a casi la totalidad del presupuesto que dedican los respectivos países a sus sistemas de áreas protegidas. Este es un tema incipiente, sobre el cual debe enfocarse más investigación en el futuro inmediato.

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