‘Chespirito: Sin querer queriendo’: tensión, política y Monchito en el segundo episodio ‘No hay mal que por bien no venga’
El segundo capítulo de Sin querer queriendo, la serie biográfica sobre Chespirito disponible en la plataforma Max, continúa revelando los orígenes de los habitantes de la vecindad más famosa de Latinoamérica.
Estrenado este jueves 12 de junio, este episodio recorre dos etapas cruciales en la vida de Roberto Gómez Bolaños y su familia: los años previos a su consolidación como creador de El Chavo del 8 y las grabaciones de los célebres episodios en Acapulco, ya en la cima de su popularidad.
La trama se divide entre la década de 1960 y el año 1978. En la primera, vemos a un Gómez Bolaños joven, ya alejado de la agencia de publicidad y quien busca consolidarse como un guionista de televisión que también desea actuar y dirigir, en medio de apremios económicos, hijos pequeños, el soporte incondicional de su esposa Graciela y hasta la anécdota doméstica de la compra y pérdida de su primer automóvil.
En la segunda línea temporal, ya consagrado, lo seguimos en el detrás de cámaras de las grabaciones en Acapulco: vemos desde la concepción de la escena de la puerta giratoria donde el Chavo queda atrapado, hasta las tensiones que se cocinaban, a fuego lento, tanto entre el elenco de la serie como también en la intimidad de la familia Gómez Fernández.
El episodio retrata con prudencia el clima político tenso del México de finales de los años 60. La masacre de Tlatelolco resuena en el ambiente, y la censura alcanza incluso a la televisión: El Ciudadano Gómez, su primer personaje cómico, no sale al aire por razones políticas. De ese contexto también se introduce en la serie a figuras clave en la trayectoria de Chespirito, como Rubén Aguirre, Ramón Valdés y María Antonieta de las Nieves, con quienes comparte el set de su primer programa original exitoso: Los Supergenios de la Mesa Cuadrada.
Tres actuaciones sobresalen con contundencia. Miguel Islas ofrece un entrañable Ramón Valdés, Arturo Barba hace lo propio con un Rubén Aguirre convincente, y Paola Montes de Oca impresiona al encarnar a la perfección a María Antonieta de las Nieves, todos con una asombrosa precisión en gestos, tono y cadencia. No es solo imitación: hay comprensión del espíritu de aquellos míticos intérpretes. Gran mérito para quienes se encargaron del casting de Sin querer queriendo.

En el segundo episodio de la serie ‘Sin querer queriendo' se muestra cómo Chespirito reclutó a Ramón Valdés y María Antonieta de las Nieves, aún antes de la concepción de ‘El Chavo del 8'.
Foto: cortesía Max
También hacen su debut personajes icónicos. Aparece por primera vez el Doctor Chapatín, un viejito cascarrabias con su clásica bolsita de estraza —ese papel áspero y grueso, muy usado en envolturas y empaques de la época—, así como una versión inicial del Profesor Jirafales, aquí aún llamado Rubén Jirafales. Ramón Valdés, por su parte, interpreta a un borrachín que hace reír a carcajadas, y es precisamente esa chispa la que lleva a Roberto a buscarlo: le confiesa que es el actor que más lo ha hecho reír. Valdés ya era un comediante consolidado, parte de una dinastía legendaria del humor mexicano: hermano de Germán Valdés ‘Tin Tan’ y de Manuel ‘El Loco’ Valdés.
Los conflictos personales y profesionales no tardan en aparecer. Gómez Bolaños renuncia a Los Supergenios cuando se le exige hacer humor dirigido contra la competencia televisiva. Luego, en una escena íntima, de noche y en casa, mientras el silencio solo se interrumpe por el sonido de un grillo, Graciela le pregunta: “¿Quién va a venir a ayudarnos?”. Es una línea simple, pero que anuncia lo que está por venir. El que entendió, entendió.
Como era de esperarse, el relato comienza a perfilar también a los antagonistas de esta historia, contada desde la perspectiva de los hijos de Roberto y Graciela, quienes fungen como productores y guionistas. La actriz Florinda Meza vuelve a ser presentada como un factor disruptivo en el matrimonio, aunque no se le menciona por su nombre: aquí es “Margarita Ruiz”. Ya la viuda de Gómez Bolaños ha externado su molestia por su representación en la serie. En esta versión, Margarita aparece como pareja del director “Mariano Casasola”, una versión ficcionada de Enrique Segoviano. Ambos están aún juntos durante las grabaciones en Acapulco, lo que insinúa futuras tensiones con Roberto.

Miguel Islas se luce como Ramón Valdés. Sus apariciones, si bien son breves, se cuentan entre lo mejor de la serie. Foto: cortesía Max
También aparece, con nombre cambiado, el actor Carlos Villagrán, representado aquí como “Marcos Barragán”. Se muestra el creciente choque de egos de Quico con Gómez Bolaños, y cómo siembra en Ramón Valdés la duda sobre continuar en el programa, algo que inicialmente Don Ramón descarta por lealtad a Chespirito. El contexto es conocido: poco después del viaje a Acapulco, tanto Villagrán como Valdés abandonarían el elenco, lo que daría pie a disputas sobre la autoría de los personajes, que aún hoy siguen sin resolverse del todo.
Una escena de alto voltaje emocional ocurre en el restaurante del hotel, cuando Roberto acude intrigado a una cita anónima, creyendo que ha sido invitado por Margarita. La realidad lo sorprende y avergüenza: se trata de Graciela, quien lo espera con todos sus hijos para una cena en familia. Las miradas entre ambas mujeres, cruzadas en silencio, dicen más que cualquier diálogo.
El capítulo inicia con una joya: el cameo del mismísimo Édgar Vivar, quien a sus 76 años encarna al director de televisión Agustín P. Delgado, quien compara a Roberto con William Shakespeare, lo que deriva en el apodo que lo acompañaría por siempre: Chespirito, con “Ch”. También aparece brevemente Roberto Gómez Fernández, hijo del comediante y productor ejecutivo y guionista de la serie de Max, interpretando a Francisco Linares.
Sin querer queriendo no es la mejor serie biográfica de una celebridad latina, ni aspira a serlo, pero en sus dos primeros capítulos deja un sabor de boca positivo, aunque ligero. Es previsible que el siguiente episodio nos llevará a la concepción de El Chapulín Colorado y El Chavo del 8, sobre los cuales se construyó el imperio de Chespirito. Por ahora, lo importante es que esta producción original de Max se deja ver. Y eso cuenta.
Todos los jueves hay un nuevo episodio en la plataforma de streaming, hasta el 24 de julio.