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CCSS no está quebrada, ni tiene por qué quebrar (II)

Por Agencia | 1 de Nov. 2023 | 4:20 am

El presupuesto aprobado por la Junta Directiva de la CCSS para 2024, será de ¢6.118 342.5 millones (6.1 billones de colones). El del Seguro de Salud sería  de ¢3.773.673.1 millones (62%), el Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (RIVM) alcanzaría los ¢2.168.111.2 millones (35%) y para el Régimen No Contributivo de Pensiones (RCN) se prevén ¢176.558.2 millones (3%).

Se trata de un aumento del 6,55%. Esto es, ¢384.000 millones más que el año que está por terminar. A su vez, el presupuesto de este año 2023, creció un 7,15% más que en el año 2022.

Para dimensionarlo un poco mejor, el gasto total aprobado de la CCSS representa casi el mismo monto que el gasto de todo el Gobierno Central, sin incluir el pago de deuda e intereses. Es decir, la CCSS gastará prácticamente lo mismo que lo que gastan los Poderes del Estado (encabezado por el Poder Ejecutivo, seguido del Judicial, del Legislativo y del TSE), más las transferencias a otras instituciones públicas (por ejemplo, los pagos a la propia CCSS o a las Universidades Públicas)

Entre el año 2015 y el año 2022, los ingresos de la CCSS han crecido más del 8% anual (10,16% en colones corrientes), aunque existen variaciones según los años (por ejemplo, el 2021 fue testigo severo de la pandemia). Uso esos años, porque todavía los ingresos y egresos efectivos del 2023 no están disponibles (no ha terminado el año y no se han cerrado las cuentas)

Es decir, con esos aumentos se podrían aumentar las plazas en más del 2% (prácticamente el doble del crecimiento de la población, como 1.300 plazas nuevas cada año) e incluso cubrir los aumentos de remuneraciones del personal (los que no crecen únicamente por anualidades o enganches salariales); además de realizar responsablemente las inversiones en edificios y equipo, y cubrir los aumentos de costos de suministros y medicamentos.

Obviamente, como vimos en un artículo anterior, hay que cuidar los cincos y los aumentos de gastos, aunque deben darse, siempre deben contenerse. Recuérdense los excesos de los años 2007-2010 en que los gastos de personal (plazas y remuneraciones crecieron muy por encima de los ingresos institucionales). Esos excesos no deben repetirse jamás, a menos que se quiera caer de nuevo en peligro financiero.

Pero, repito, a mediano plazo no se vislumbra una quiebra de la CCSS, salvo que ocurran situaciones impredecibles del lado de los ingresos: que el mercado formal de trabajo o las remuneraciones se estanquen; que los trabajadores independientes no puedan aportar; que el Estado no aporte, al menos, lo que se necesita (que sus aportaciones aumenten, al menos, lo que aumentan los presupuestos de gasto ordinario del Gobierno Central, por ejemplo). O del lado de los gastos (que se vuelvan a repetir los excesos antes señalados).

Es verdad que a partir del 2030, convendría revisar el esquema de financiamiento de la CCSS y, por ello, debería ajustarse el esquema de financiamiento fundado mayoritariamente en cargas sociales. Siguiendo el ejemplo de los países de la OECD, se debería dar mayor peso a impuestos generales y menor peso a cargas sociales (las que no cubren únicamente las cuotas de la CCSS). En el caso de pensiones, antes del 2030, se deberían readecuar esas cargas sociales (proceso paulatino de rebaja de otras cargas hacia CCSS).

No se deben aumentar más las cargas sociales en total (son muy altas, de las más altas de la OCDE), por los efectos negativos de las mismas sobre la informalidad y el desempleo. Se debe incentivar aseguramiento de patronos informales (por ejemplo, debe buscarse incorporación para el presente y el futuro, sin castigar el pasado (de ahí la importancia de las prescripciones). Incentivar incorporación de trabajadores independientes (repito, sin castigar el pasado porque ello los ahuyenta del sistema y los obliga a mantener la informalidad).

Por supuesto, siempre será necesario trabajar en Reducir la Evasión y la Morosidad (pero la morosidad no es el tema central, sino la evasión y la sub-declaración). Garantizar un mejor cumplimiento de las cargas sociales existentes es esencial para mantener la estabilidad económica y financiera de la CCSS.

Se debe establecer un mecanismo objetivo (que no dependa de ninguna de las partes) para proceder al cobro de las cuotas del Estado. Por un lado, no podemos tener una institución rica en un Estado pobre, y por el otro, es necesario que una vez definidos los montos (ojalá con la intervención arbitral de un tercero: por ejemplo, la CGR), estos se cumplan para garantizar el objetivo constitucional de un servicio de salud universal. Y si me apuran, tener un seguro básico de pensión también universal (al menos con el Régimen No Contributivo de Pensiones).

Los gastos solo pueden crecer únicamente lo que crecen los ingresos (7% anual en términos reales en promedio): Ello supone que el personal puede crecer en promedio alrededor del 2% al 2.5% anual (1.300 a 1.600 anuales), en función del crecimiento de los ingresos institucionales. El otorgamiento de beneficios salariales y laborales, no deberían crecer más allá del 2.5% anual –en términos reales- en función de leyes y otras disposiciones aplicables (ese es el promedio automático, siendo más alto el de los profesionales de salud y menor el de otros). Las nuevas plazas deberán asignarse prioritariamente a los servicios (no al nivel central), a nuevos centros (EBAIS, Clínicas, Hospitales) o a horarios no tradicionales (para ir bajando los pagos por jornadas extraordinarias y guardias). Nuevas plazas deben ser para servicios deficitarios (listas de espera, nuevos servicios). Deben contenerse los gastos en incapacidades, extras, disponibilidades, guardias. Cuidar el gasto de inversiones (Hospital de Puntarenas, v.g., con menos camas que el de Alajuela, costará 5 veces más en dólares).

La lista es muy amplia y puede parecer abrumadora, pero es realizable: 1) sin afectar los equilibrios financieros, 2) ni los derechos adquiridos del personal de la CCSS, 3) ni mucho menos los derechos de los asegurados y usuarios para garantizarles un mejor servicio de salud y una garantía para sus pensiones. En otra ocasión hablaremos de las listas de espera (talón de Aquiles de los servicios públicos de salud).

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