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Caso Wallet: Asiático detenido por millonarios fraudes quedó libre con medidas, mientras otro se fue del país

Por Álvaro Sánchez y Carlos Castro | 9 de Oct. 2025 | 3:20 pm

Un asiático de apellido Feng y un costarricense de apellidos Villegas Campos quienes formarían parte de una estructura criminal internacional de fraudes bancarios quedaron  en libertad con medidas cautelares como impedimento de salida del país, confirmó a CR Hoy Melissa Quirós, fiscal coordinadora contra la Ciberdelincuencia.

Estos sospechosos fueron detenidos, este miércoles, tras allanamientos que realizó la Sección Especializada en Fraudes Informáticos y la Fiscalía contra la Ciberdelincuencia por 30 denuncias con un perjuicio económico de ₡60 millones.

"La fiscalía solicitó prisión preventiva para los sospechosos, pero el Juzgado Penal ordenó otras medidas distintas como el impedimento de salida del país, lo cual respetamos, pero no estamos de acuerdo. Así que planteamos una apelación", explicó la fiscal.

Según la investigación, en este negocio se sospecha que ingresaban productos que los presuntos estafadores compraban con dinero obtenido en los fraudes por medio del método del phishing.

La investigación comenzó a inicios de este año, tras detectar que los miembros de la organización habían adquirido una casa, alhajas de oro, licores, celulares y suministros para supermercados en distintas zonas del país.

"Es un método novedoso el que estaban implementando por medio de la sustracción de la información de las tarjetas de los afectados", explicó la funcionaria del Ministerio Público.

El caso Wallet implica a seis personas que actuaron en conjunto para robar datos de tarjetas y gastar al menos ¢60 millones en diversas transacciones. Cuatro son asiáticos y dos costarricenses. Uno de los extranjeros salió del país en medio de un proceso de extradición y otro cumple prisión preventiva desde hace dos meses por la misma causa.

Las víctimas recibieron enlaces entre octubre del 2024 y setiembre del 2025 que las redirigían a páginas falsas donde supuestamente resolverían trámites pendientes.

El grupo simulaba ser funcionarios de bancos, Correos de Costa Rica o de la marca kölbi del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y ofrecía ayuda para agilizar gestiones. Al ingresar al sitio, las víctimas entregaban datos como número de tarjeta, fecha de vencimiento, código de seguridad y token.

Con esa información, los sospechosos habilitaban varias tarjetas virtuales en billeteras digitales para teléfonos y relojes inteligentes. Acumulaban allí los datos robados y, tras esperar entre cinco y seis meses, realizaban compras en diferentes comercios.

Las autoridades confirmaron la adquisición de una casa prefabricada, electrodomésticos, celulares de alta gama, licores y otros artículos con los que abastecían minisúper y negocios de aparatos electrónicos.

En fuga

Son tres los asiáticos investigados en este caso. Aparte del que quedó en libertad con medidas, otro cumple prisión preventiva tras ser detenido en julio anterior comprando ¢1,5 millones en licores en un supermercado transnacional. 

Sin embargo, hay un ciudadano originario de China que está en fuga pues salió del país semanas atrás, durante el período de la investigación, indicó la fiscal, Melissa Quirós.

"Si, salió del país y es parte de la investigación. Estamos esperando para ver si los compañeros del OIJ ya lo tiene identificado para hacer los trámites a nivel internacional", explicó Quirós.

Tras los allanamientos fueron decomisados artículos electrónicos que ahora serán objeto de análisis, así como documentos y hasta una casa prefabricada que fue adquirida con el dinero de unas de las víctimas del fraude.

En julio del 2025, los sistemas de prevención de fraudes de bancos detectaron transacciones sospechosas mediante billeteras digitales.

El 16 de julio, agentes del OIJ detuvieron a tres sospechosos —dos asiáticos y un nicaragüense— en un supermercado de Zapote, mientras realizaban compras por más de ¢1,5 millones, principalmente en licores, con una tarjeta falsa cargada en una billetera electrónica.

A pesar de ese golpe, la organización continuó operando bajo la misma modalidad. Parte del dinero lo invirtieron en teléfonos iPhone, que luego vendían en un negocio de celulares en el Barrio Chino, en San José. Esta práctica permitió a los investigadores identificar a los miembros del grupo.

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