Carlos Vives encendió Costa Rica con una fiesta de vallenato y recuerdos
Cuando se dio un receso de aproximadamente 30 minutos en el escenario del Centro de Eventos Pedregal, después de haber disfrutado del show de primer nivel de Fonseca, las grandes pantallas del escenario principal en el Centro de Eventos Pedregal proyectaron un video con la voz de Carlos Vives, en el que hablaba sobre su recorrido musical. Los asistentes, preparados con sus celulares, no dudaron en grabar el momento en que el cantante saldría al escenario para deleitarlos con cada una de sus canciones.
Fue a las 8:35 p. m. cuando comenzó la gran música de la noche. Los músicos que acompañarían a Vives tocaron los primeros acordes, enloqueciendo al público con sus ritmos colombianos. Del escenario comenzó a salir fuego, digno de un concierto de primer nivel, para recibir a un grande del vallenato.
Finalmente, Vives apareció vestido de negro, tocando una guitarra, para comenzar a cantar La Gota fría. Lo acompañaba en el escenario uno de sus músicos con un acordeón, lo que provocó una conexión inmediata con el público. El recinto estalló de alegría y felicidad al bailar y disfrutar en vivo de un artista que ha marcado generaciones.
Los coristas de Vives lograban que cada uno de los asistentes se sintiera como en la querida Colombia, esa tierra que tanto ama el cantante y de la que nunca deja de hablar, pues es su mayor orgullo.
Al sonar "Ella es mi fiesta", los asistentes comenzaron a brincar de la emoción. Estar entre ellos se sentía como una verdadera fiesta, de esas que se llevan en el alma toda la vida, aunque los pies duelan.
El imponente músico saludó con un "¡Buenas noches, San José!", al que los ticos respondieron con un gran grito.
"Déjame entrar, así les dije hace unos cuantos años", expresó Vives para dar inicio a Déjame entrar. El público, al reconocer de inmediato la canción, suspiró emocionado, sabiendo que la cantarían junto a él en una noche llena de ilusiones y recuerdos de amores difíciles de olvidar.
Los "pasos prohibidos" de Vives se hicieron presentes en el escenario; sus coreografías, en coordinación con los músicos, eran tan contagiosas que incitaban a bailar al mismo ritmo.
Uno de los momentos más esperados llegó con "La bicicleta", canción que interpreta junto a Shakira. El recinto entero la coreó mientras Vives simulaba andar en bicicleta junto a sus coristas, desatando una verdadera fiesta.
Los colombianos presentes en el lugar no dudaron en sacar sus banderas con orgullo para mostrarle a su compatriota que no estaba solo. Aunque los ticos se sienten profundamente orgullosos de su tierra, el apoyo a los hermanos colombianos fue evidente: el sabor y el color de Colombia se mantuvieron presentes durante toda la noche.
A las 9:30 p. m., la fiesta alcanzaba su punto máximo. Las emociones estaban al tope y era imposible no mover las caderas al ritmo de Canción bonita, canción que evoca un amor que se lleva en el alma. Las parejas se tomaron fuerte de las manos para abrazarse y bailar, como si esa melodía se convirtiera en un sello de sus historias de amor.
Vives, empapado de sudor, bailaba y entregaba lo mejor de sí a los costarricenses, ofreciendo un espectáculo digno de admirar y de querer repetir.
Las congas comenzaron a sonar y Vives presentó a los coristas que lo acompañaban, quienes también brillaron como grandes estrellas. Aunque su voz es impresionante, ellos fueron el toque especial que hizo vibrar cada canción.
Muchos desempolvaron recuerdos con temas como "Nota de amor". Nadie permaneció sentado ante este clásico. Las maracas relucieron con fuerza gracias a la artista que las tocaba, desatando la emoción en "Ahí llego yo", otra canción que convirtió el recinto en una fiesta total. Vives desapareció brevemente del escenario para regresar con una armónica, la cual tocó durante unos 30 segundos, demostrando una vez más su gran talento.
"Nos han dado la oportunidad de regresar siempre. Tenernos aquí es una tradición maravillosa. Yo tengo muchos amantes del rock and roll en francés, inglés, chino… recreemos un momento del rock", expresó. Acto seguido, evocó a Freddie Mercury con las palmas del público y tarareó "¡Viva, viva el vallenato!", generando un momento inolvidable.
Más tarde, los músicos de la banda de Vives desplegaron su talento con pequeños solos, mostrando a los ticos la esencia del vallenato.
El colombiano recordó su primera visita al Picnic en 2015, pero también trajo a la memoria a un amigo entrañable con quien compartió su amor por la música. Así dio inicio a "Carito", mientras el sudor corría por su rostro y escurría su camisa.
"Y es que contigo la vida tiene que ser de verdad, tiene que sentirse lindo, seré de tu historia el galán", corearon las parejas junto al cantante durante "Cumbiana", canción que invita a tener cerca al ser amado y cantarle con el corazón.
Vives también dedicó un espacio a las madres presentes: "Por ellas estamos aquí", dijo, agradeciendo su labor y dedicándoles "Volví a nacer" que se convirtió en un homenaje a esas mujeres que lo dan todo.
A tan solo 10 minutos del cierre, Vives recordó a Fonseca y cómo, en sus inicios, le pedía consejos musicales. En ese instante, lo invitó al escenario. Juntos ofrecieron a los ticos un show indescriptible, con energía y sabor colombiano de primer nivel.
"Gracias, Charlie, por compartir con toda esta gente que queremos", expresó Fonseca al agradecer la invitación. Ambos recordaron viejos momentos y Fonseca no dudó en reconocer a Vives como una inspiración de la música colombiana y mundial.
Corearon juntos "Cómo me mueve el alma", bailaron y disfrutaron del escenario, contagiando al público de una energía inigualable. Ese concierto en Costa Rica no solo quedó grabado en la memoria de los asistentes, sino también en la de ambos artistas.
"Fonseca, no te vayas, vámonos juntos", dijo Vives, antes de presentar a los músicos de su banda y cerrar con broche de oro una noche inolvidable.