Calibre 50 desató una noche de fiesta en su concierto en el Parque Viva
Las luces del Parque Viva se apagaron y los primeros acordes de la banda mexicana Calibre 50 encendieron la euforia del público. Los asistentes gritaron al ver aparecer a los músicos que, desde el primer minuto, prometieron una noche mágica llena de regional mexicano.
"¡Arriba Costa Rica!", fueron las primeras palabras de la agrupación, desatando gritos y aplausos. De inmediato sonó A la antigüita, uno de sus clásicos más esperados, que hizo que cientos de personas se levantaran a bailar y cantar desde los primeros compases.
El escenario recibió a cerca de 20 músicos vestidos de negro, mientras los cantantes principales lucían sacos color vino y sombreros norteños. Con cada tema, el público hacía retumbar el recinto.
A las 6:50 p. m., Calibre 50 sorprendió al interpretar un clásico de Marco Antonio Solís en su propio estilo. La ovación fue inmediata. Poco después llegaron las canciones románticas, y el ambiente cambió: las luces bajaron, las parejas se abrazaron y el público coreó cada verso, creando un enorme coro que incluso obligó al vocalista a detenerse para escuchar el canto colectivo.
El concierto avanzaba a un ritmo vertiginoso: un éxito tras otro, sin pausas. La banda interactuaba constantemente con los asistentes. "Queremos escuchar a todas las que no tienen dueño", bromeó el vocalista, provocando gritos que sirvieron de antesala para otro de sus temas más populares.
La fiesta continuó con la bilirrubina, que convirtió el anfiteatro en una pista de baile. Luego, la balada Siempre te voy a querer hizo que el público cantara a todo pulmón. Entre humo, luces y un juego escénico bien cuidado, la conexión banda-público se hizo evidente.
Calibre 50 alternaba entre canciones festivas, románticas y de despecho. A las 7:00 p. m., sonó Mi sorpresa fuiste tú cuya letra melancólica hizo que los presentes cantaran "con alma, vida y corazón". Al final, el vocalista improvisó: "Costa Rica, mi sorpresa fuiste tú", desatando otra ovación.
Más adelante, el grupo anunció un segmento dedicado "a los infieles", generando risas y complicidad entre el público. Te voy a engañar con otra, la energía volvió a subir.
Minutos después, la banda presentó un homenaje a Joan Sebastian. En las pantallas aparecieron imágenes del artista mientras Calibre 50 interpretaba Que sea y otros éxitos, lo que provocó un momento emotivo en el recinto.
La fiesta retomó fuerza cuando sonó La puerta negra y los músicos sacaron una botella de licor. "¡Vamos a brindar juntos!", gritaron antes de interpretar El rey, de Vicente Fernández, bebiendo entre versos y logrando que los asistentes levantaran sus vasos para brindar con ellos.
A las 7:47 p. m., anunciaron: "¡Esta noche es de fiesta porque estamos en Costa Rica!". El ambiente era puro entusiasmo. Cuando el reloj marcó las 8:00 p. m., pidieron al público levantar las manos y cantaron Oye mi amor, de Maná, mientras todo el anfiteatro saltaba.
El cierre llegó con un mensaje directo: "Muchísimas gracias, Costa Rica. Gracias de corazón por esta noche tan bonita. No es un adiós, es un hasta pronto. ¡Pura vida, cabrones!".