A nivel global, solo un 1% del agua es potable mientras que el consumo aumenta a medida que la población mundial sigue creciendo, sobre todo en los países pobres donde las nacientes de agua están desapareciendo.
Se estima que para el año 2050 al menos una de cada cuatro personas vivirá en un país afectado por la escasez de agua potable, especialmente en África.
En ese continente en la actualidad ya existen familias que subsisten con tan solo unos litros por día, lo que genera una serie de condiciones insalubres que afectan la salud y desarrollo de las personas.
En el mundo, alrededor de 1.4 millones de niños mueren por enfermedades causadas por la falta o consumo de agua contaminada.
Ante esta alarmante situación, uno de los objetivos (ODS) de la ONU para el 2030 tiene que ver con la conservación del agua. Este objetivo busca que los países, de manera impostergable, tomen acciones decididas e inmediatas para la conservación del agua.
Nuestro país por su parte no es ajeno a esta situación.
Recientemente, por ejemplo, hemos experimentado problemas de abastecimiento en lugares como Tibás, Moravia, y Guadalupe donde la escasez de agua ha generado problemas serios para las personas, las cuales, en su desesperación, han llegado a manifestarse en las calles mediante bloqueos y quejas constantes.
La molestia de las personas es comprensible y requiere de soluciones integrales urgentes, donde la participación de la comunidad, la municipalidad y el AYA como responsables de la situación, actúen en conjunto, ya que el estado por sí solo no podrá resolver el problema.
En nuestro país se dan algunas malas prácticas las cuales hay que controlar o eliminar, por ejemplo; fugas de agua en las tuberías, servicios sanitarios y llaves de las pilas goteando, uso del agua para regar jardines e irrigación de canchas de futbol, a lo que se le suman los incendios forestales y la deforestación.
También, como población debemos de velar por la protección de ríos y nacientes de agua, las cuales son contaminadas con químicos o sustancias peligrosas ya sea de manera accidental o de manera deliberada e irresponsable.
Al hablar sobre la conservación del agua es necesario mencionar la atención que merece una problemática aún más compleja, de la cual todos somos partícipes, los lavacars, negocios que, notoriamente están en todos los cantones del país.
Para darnos una idea, se estima que, para lavar un carro, se desperdician más de 100 litros de agua potable, alcanzando incluso, en algunos casos hasta 500 litros lo cual dependerá del tipo de carro y la suciedad del mismo.
En los lavacar es común observar fugas, así como métodos de lavado poco eficientes, donde incluso las mangueras se dejan abiertas libremente durante el lavado.
Esta situación se complica aún más cuando los drenajes o salidas del agua contaminada con jabones y químicos sin tratar, se lanzan sin más al caño, donde probablemente irán a contaminar los ríos y mares.
Existen lugares donde se ven, en apenas dos o tres kilómetros hasta tres locales de lavado, algunos incluso con tanques de almacenamiento para captar el agua ante la escasez.
Es irresponsable por parte de las municipalidades seguir dando permisos para ese tipo de negocios. Empezar a regular el crecimiento desmedido de la cantidad de negocios de lavado es una medida urgente.
Algunas otras medidas que como ciudadanos debemos implementar son entre otras; la reparación de fugas en las tuberías y servicios sanitarios de nuestras casas, la disminución de la frecuencia de regado de jardines y la concientización sobre la inconveniencia del lavado de carros frecuentemente.
Optar por lavar los carros con tecnologías enfocadas en el ahorro de agua como pueden ser el lavado en seco o el lavado a vapor, así como también considerar el uso de productos biodegradables.
Finalmente, Instituciones como el AYA y las municipalidades deben de trabajar en temas de infraestructura, distribución equitativa del agua, actualización de medidores y sistemas de cobro eficientes, donde los negocios de alto consumo de agua paguen tarifas diferenciadas.
Un país con el prestigio ambiental como el nuestro debe obligatoriamente y de manera inmediata, dar pasos decididos e intencionales para la solución de esta problemática.
Botar agua potable no se vale, y mucho menos para lavar carros o desperdiciarla en cualquiera de las formas mencionadas.