Bono Proteger: las desigualdades de los favorecidos y los aún olvidados
Hay más de 400 mil personas que están esperando recibir la ayuda
(CRHoy.com) Cada uno de los mensajes destacados en la imagen de arriba son reales, y corresponde a reproducciones -tal cual lo escribieron- de las razones que otorgaron algunas de las personas que hasta ahora han logrado resultar beneficiadas del Bono Proteger.
La muestra es apenas un puñado de casos ubicados dentro de un primer listado enviado por el Ministerio de Trabajo que no incluye identidades o números de cédula, pero sí las condiciones en que se encontraba cada persona a la hora de hacer la solicitud, su escolaridad, su situación laboral, cantidad de dependientes por hogar y razones dadas para hacer la petición.
De esos primeros 197.694 beneficiados ubicados en el listado (hay 414 mil en total hasta la semana anterior) se desprende la existencia de un elevado nivel de informalidad, baja escolaridad, y un importante número de trabajadores catalogados como independientes.
Las elevadas desigualdades de quienes ya lograron sortear la larga etapa de espera que ha significado recibir el bono, se conjuga con el drama de aquellos que todavía están a la expectativa de por fin recibir el mensaje de notificación por parte del gobierno. Esto aún no ha sido posible para miles de personas que reclaman – entre desesperación y desilusión- que el gobierno simplemente los ha "dejado en visto".
Del análisis de la base de datos con los primeros beneficiados se desprende que hay más de 74 mil trabajadores independientes y otros 41 mil temporales o informales.
En su mayoría -tres de cada cuatro- presentaba una escolaridad baja, con apenas la primaria completa o incompleta y secundaria incompleta. Solo el restante 26% superaba la secundaria completa o tenía algún grado de estudios superiores.
Las profesiones o trabajos a los que se dedicaban esos primeros beneficiados son tantas como la cantidad de casos: hay desde choferes, albañiles, guardas, encargados de limpieza y vendedores, hasta señoras que aprovechaban el tiempo en su casa para hacer pan o vender productos de belleza por catálogo, e incluso amas de casa o cuidadores de familiares.
En general, el alto nivel de informalidad es el que destaca. Antes de la pandemia se calculaba que más de un 46% de los trabajadores eran informales.
Por ejemplo, una mujer de Guápiles nacida en 1986, divorciada, con cuatro hijos dependientes, puso como justificación en su solicitud:
Vendo comidas desde mi casa y cuido de sobrino y x ambos me quede sin ningun ingreso
La mujer afirmaba recibir por ello ₡150 mil. Se le aprobó un bono por ₡125 mil.
Un hombre puntarenense también nacido en 1986 que afirmó haber sido despedido y tener 6 dependientes, argumentó esto en relación a su trabajo:
Chambero en lo que me salga realizo trabajo
El abogado que ahora ordeña vacas y que aparece en la imagen al inicio de este artículo, reportaba ingresos por ₡2,5 millones. El bono aprobado fue igualmente por ₡125 mil.
Pero mientras ellos han logrado obtener al menos un respiro, hay poco más de 300 mil personas que todavía viven a diario la zozobra de tener que ver de dónde agarran para al menos ver si pueden juntar lo de la comida diaria.
Según el último corte a la semana anterior se habían recibido 838 mil solicitudes contra 414 mil depósitos, lo que deja un saldo pendiente de personas por atender de 424 mil.
La queja general, es la falta de respuestas que reciben por parte del gobierno.
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A doña Jetty le redujeron el contrato de trabajo y con el salario que recibe ahora vela por dos hijos y ella; pero el dinero no alcanza y los recibos no esperan.
Esta vecina de Liberia, Guanacaste, no se queja de lo que pasa, pero reflexiona sobre la necesidad que ella y otras miles de personas están pasando y la tardanza en las respuestas o notificaciones sobre el Bono Proteger.
Es una de las que, como muchos otros ciudadanos, han escuchado que algunas personas que no se han visto afectadas – laboralmente- por la COVID-19 ya recibieron el primer depósito de dinero; mientras que ella está a la espera de una respuesta. Confía en que esa notificación sea positiva y le aprueben el beneficio económico.
Con un palpable respeto en su tono de voz, doña Jetty pide que no la dejen "en visto" y que las autoridades avancen más rápido que la pandemia.
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Minor López, de 56 años, es vecino del centro de Escazú y vive con su mamá de 80 años.
Es un trabajador independiente (cotiza con la Caja Costarricense de Seguro Social -CCSS) y se dedica a hacer reparaciones de tuberías, techos, pintura y corta de jardines en viviendas cercanas pero a raíz de la pandemia, cada vez es más difícil que la gente permite que un particular ingrese a sus viviendas y le redujo hasta en un el 80% la cantidad de dinero que recibía por su trabajo.
Un amigo le ofrece "chambas" en donde se gana ₡2.500 la hora, a veces logra cumplir una jornada de ocho horas y a veces solo una hora. "Honestamente, a veces solo me alcanza para el pan y una caja de leche para el día siguiente", comentó.
Solicitó el Bono Proteger hace casi dos meses y sigue a la espera de que le indiquen si existió algún error en la documentación, pero nadie se comunica con él, ni por correo electrónico ni por mensaje.
Una de sus hermanas les ayuda (a su mamá y a él) con el pago de recibos y algo de comida. En estos tiempos de escasez, Minor confesó que recoge agua de lluvia para limpiar la casa o para el servicio sanitario.
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Esta mujer es vecina de Cariari y fue despedida de la piñera en la que trabajaba. Tiene tres hijos y durante este periodo de crisis han subsistido gracias a la ayuda de su padre, quien trabaja en una bananera.
María mantiene la fe de que será una de las beneficiadas con este bono de gobierno para poder seguir cumpliendo con el pago de los servicios básicos y poder alimentar a sus tres hijos, especialmente al menor, pues requiere una dieta especial.
Agradece muchísimo la entrega de diarios que hace el Ministerio de Educación Pública (MEP), sin embargo, confiesa que ella y sus hijos han tenido que aguantar hambre algunos días y noches.
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Problemas
El manejo que se ha dado en torno a la entrega del Bono Proteger ha estado envuelto en la polémica, no solo por los largos plazos en que ha incurrido el gobierno en dar respuesta a las solicitudes, sino también por la aparición de casos de recursos entregados a personas que no deberían calificar para el beneficio, como por ejemplo funcionarios públicos, pensionados o gente que ya recibe alguna ayuda social superior a los ₡50 mil.
Este lunes el Ministerio de Trabajo aceptó que en esas primeras entregas realizadas hubo al menos 2.323 personas que recibieron los recursos de manera anómala. Se trata de gente que recibió el dinero sin haber perdido el trabajo o resultado afectado. Sin embargo la cartera no dio más detalle sobre cada una de las razones.
El sistema que avaló la entrega de los dineros es el mismo que posteriormente alertó sobre los problemas. Trabajo ordenó una investigación para intentar que las personas en esta situación devuelvan el dinero o comprueben que en realidad lo requieren.
Aunado a ello también está la gente que no ha podido acceder al dinero porque debían actualizar ciertos datos. La plataforma para hacer esa actualización no se habilitó sino hasta el fin de semana pasado.