Avances limitados y brechas crecientes marcan competitividad nacional en últimos 5 años
El Índice de Competitividad Nacional (ICN) en los últimos cinco años permite observar con claridad las tres características estructurales de la competitividad de Costa Rica.
- Calificación baja: el país no supera los 56,2 puntos en una escala de 0 a 100.
- Avances limitados: las mejoras anuales son moderadas y concentradas.
- Desigualdades territoriales persistentes: la brecha entre regiones se amplía.
Según el ICN de este año, durante el periodo 2021–2025, la nota nacional osciló entre 54 y 56 puntos, sin lograr superar el umbral de los 60 puntos que podría considerarse un desempeño competitivo medio.
A pesar de la mejora observada en 2025, los avances acumulados son modestos y reflejan un progreso sectorial y no integral.
Telecomunicaciones
El pilar de tecnologías de información y comunicación (TIC) fue el principal motor de la competitividad costarricense en los últimos cinco años.
Entre 2021 y 2025, este pilar explica casi el 60 % del progreso total del índice.
Las telecomunicaciones mostraron un crecimiento acelerado en cobertura y velocidad de conexión, tanto fija como móvil.
Estos avances confirman la importancia de la apertura del mercado en 2008 y su efecto positivo sobre la infraestructura digital, pero también evidencian un desafío: la competitividad tecnológica no ha sido acompañada por mejoras equivalentes en capital humano ni en gestión institucional.
Retrocesos
En contraste, el pilar de instituciones muestra un deterioro sostenido durante los cinco años de medición.
Cinco de sus seis dimensiones (seguridad, capital social, trámites ágiles, transparencia municipal y sostenibilidad) registraron descensos acumulados, reflejando un debilitamiento del entorno institucional en los territorios.
La seguridad cayó 13,6 puntos entre 2021 y 2025, el peor desempeño de todo el índice.
El pilar de salud también experimentó una contracción, con indicadores de mortalidad infantil en aumento y retrocesos en atención primaria.
La cantidad de cantones con tasas superiores a 12 muertes por cada 1.000 nacidos vivos se duplicó, pasando de 12 en 2020 a 25 en 2024.
"Estos resultados reflejan desafíos estructurales en la gestión pública y el financiamiento de servicios esenciales que impactan directamente la calidad de vida y la productividad de los territorios", indica el estudio.
Educación
La educación presenta una doble realidad: avances cuantitativos, pero persistencia de brechas cualitativas y territoriales.
Entre 2020 y 2024, aumentó el porcentaje de jóvenes de 25 a 34 años con secundaria completa, especialmente fuera de la Gran Área Metropolitana (GAM), lo que refleja un progreso en el acceso y la permanencia escolar.
Sin embargo, siete de cada diez jóvenes en cantones rezagados —como Matina, Garabito, Talamanca, Los Chiles y Río Cuarto— no han terminado el colegio.
"La educación sigue siendo la frontera más marcada de la desigualdad territorial", indica el documento.
A nivel nacional, el grupo de 25 a 34 años pasó de 22 % con secundaria completa en 2021 a 33 % en 2025, un aumento de 11 puntos porcentuales.
No obstante, el promedio de escolaridad sigue siendo bajo para una economía de servicios: 7,9 años en los jóvenes de 25 a 34 años.
El país avanza en cobertura, pero no en calidad. Los aprendizajes básicos siguen siendo insuficientes para una economía digital.
El crecimiento de la matrícula en colegios técnicos fuera de la GAM es una señal alentadora: en los últimos cinco años, el porcentaje de estudiantes matriculados en secundaria técnica aumentó de 22 % a 31 % en cantones fronterizos y de 30 % a 37 % en cantones del interior.
Sin embargo, el estudio advierte que la brecha de género en especialidades tecnológicas persiste: por cada 10 hombres en carreras TIC hay solo 6 mujeres.
"La educación técnica es la oportunidad para cerrar brechas y generar empleo de calidad. La transformación productiva del país depende de fortalecer el vínculo entre educación y mercado laboral", agrega el informe.
Calificación global
En 2025, la calificación global de Costa Rica en competitividad mostró un repunte moderado respecto al año pasado.
Sin embargo, ese avance no representa una mejora estructural y sostenida, sino un ajuste coyuntural impulsado por las tecnologías de información y comunicación (TIC).
Según la investigación, el puntaje nacional en competitividad pasó de 54,5 en 2024 a 56,2 en 2025, un incremento de 1,7 puntos.
"El repunte de 2025 refleja una recuperación estadística, no una transformación estructural. El país sigue mostrando un nivel de competitividad bajo, con un puntaje global apenas superior a la mitad de la escala", aclara el documento.
El ICN es un instrumento independiente para medir la capacidad de los cantones costarricenses de generar prosperidad, atraer inversión, retener talento y garantizar oportunidades de bienestar.
Su propósito es diagnosticar y visibilizar las brechas territoriales que afectan la productividad y el desarrollo humano, así como ofrecer insumos concretos para la formulación de políticas públicas y estrategias empresariales basadas en evidencia.
El índice, que se elabora desde 2021, permite observar la evolución de seis grandes pilares de la competitividad —instituciones, infraestructura, adopción de tecnologías de información y comunicación, salud, habilidades y competencias, y dinamismo de mercados—, medidos a partir de 29 dimensiones y 125 indicadores a escala cantonal.
