Auditoría encuentra inconsistencias en inventario de frascos de bótox en Hospital de Cartago
Hay inconsistencias en inventario
La auditoría de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) encontró inconsistencias en los inventarios de los frascos de bótox en el hospital Max Peralta, de Cartago.
El bótox es una sustancia que se utiliza para tratamientos estéticos, pero también para otro tipo de procedimientos médicos en oftalmología, hernias, problemas de la piel, sudoración, entre otros.
La auditoría recibió una denuncia anónima y tras la investigación, emitió una advertencia a la doctora Krissia Díaz, directora del hospital, y a María Alvarado, jefe del servicio de farmacia, debido a que identificaron debilidades en el control y custodia del inventario de este medicamento.
Según se explica en el informe, cada viernes el bótox se le entrega a los médicos que lo solicitaron y se rebaja en el inventario. Pero, al final del día, el especialista devuelve los envases vacíos o los que no se utilizaron, así como las recetas de los pacientes a los que se les aplicó.
Dichos sobrantes se almacenan en una bodega del servicio de farmacia y no se encuentran registrados en el inventario, porque se rebajaron inicialmente. Esto pese a que son devueltos a farmacia al no haber sido utilizados.
No se reintegran al sistema, lo que podría resultar en un mecanismo vulnerable para la custodia adecuada del fármaco, es decir, no se ofrece garantía de que la totalidad de los frascos no utilizados se devuelvan y/o resguarden con suficientes mecanismos de control, explicó la Auditoría.
Otro aspecto que detalló el órgano auditor es que hay inconsistencias entre los datos del inventario y las existencias en la bodega. La conclusión se dio porque compararon la cantidad de frascos rebajados del inventario con los prescritos y la existencia física.
Además, hay falencias en el registro de información porque existen inconsistencias con la cantidad de frascos digitada, la dosis prescrita, así como recetas con tachones o escritas con tintas de diferente color.
Sobre estos hechos, Olger Sánchez, auditor interno de la CCSS, concluyó que los procedimientos utilizados en el Max Peralta para el uso de la toxina botulínica, no son suficientes ni razonables para garantizar el uso racional.
Además, considera que con los mecanismos no se logra:
Minimizar de esta manera el riesgo de eventuales pérdidas, hurtos o usos indebidos, aspecto que podría impactar en la salud de las personas y en el patrimonio institucional.
Lo anterior en virtud de que se evidenciaron debilidades en el registro de la información relacionada con la prescripción del medicamento por parte del médico especialista, como también en los controles de inventario y procedimiento de despacho del servicio de farmacia.
En virtud de lo anterior, se advierte y previene a esa Dirección Médica de lo indicado en el presente oficio, con el propósito de que se analicen los resultados descritos, en procura de garantizar el cumplimiento estricto de las normas establecidas para la prescripción, despacho y almacenamiento de la toxina botulínica, para la adecuada seguridad y el uso racional del fármaco en el hospital.
En el Max Peralta, se utiliza la toxina botulínica en los servicios de Fisiatría y Cirugía.
Según los lineamientos de la CCSS, debe ser utilizado por especialistas en Neurología y en Medicina Física y Rehabilitación en pacientes con espasticidad, distonías focales y segmentarias, espasmo hemifacial, discinesias, dolores neuralgiformes y migrañas farmacorresistentes e hiperhidrosis.
También, en oftalmología es usado para pacientes con blefaroespamo y estrabismo. En el caso de cirugía general se usa para tratar cirugías de hernias de gran tamaño.
Guillermo Mendieta, subdirector del Max Peralta, comentó que modificaron el procedimiento de despacho y reintegro. Además, dieron a conocer los hechos detallados por la Auditoría con el personal del hospital.