Amin, el ingeniero iraní que se gana la vida en Costa Rica vendiendo café
Vino con su hermana, cuñado y sobrino.
Miles de personas migran a otros países en busca de una mejor vida, así como mejores oportunidades tanto para sí mismas como para sus familias, por ejemplo Amin Sadigh ehyayie asl, el joven que vende café en los semáforos de Plaza Mayor en Rohrmoser.
"Amin The Coffee Dealer", como se encuentra en Instagram, tiene 33 años y es ingeniero. Tomó la difícil decisión de dejar atrás su familia y sus amigos, debido a la situación política y económica de Irán.
Junto con su hermana y su cuñado, cruzó el océano Atlántico hasta llegar a Nicaragua, donde vivió durante 5 años.
Mientras vivían en el país vecino, ellos tenían un restaurante y un hostal que los ayudaba económicamente, pero cuando la pandemia del Covid-19 llegó, afectó sus negocios y lo perdieron todo.
Ellos migraron a Costa Rica un año después tras escuchar las maravillas sobre el país.
"Cuando estuve en Nicaragua por unos 5 años, escuché mucho sobre el país, su clima, la cultura, la gente amable, la pura vida", dijo Amin a CRHoy.com.
Sin embargo, el iraní mencionó, con una alegría que iluminaba su rostro, que él, su hermana y su cuñado vinieron con un miembro más: Su sobrino, quien nació en Nicaragua.
Llegó a Latinoamérica sin saber español
Como migrante, el joven iraní señaló que enfrentó varios retos, entre ellos la barrera del idioma y la cultura.
Amin, quien es el menor de 4 hermanas, comentó que antes de migrar a Nicaragua, no sabía ni una sola palabra en español, pero decidió derribar esa barrera del idioma y lo aprendió.
Mientras interactuaba con la gente, él aprendió nuevas palabras y frases.
"No sabía ni una palabra en español. Me comunicaba con el inglés. Mucha gente me pregunta: ‘¿Cómo aprendiste? ¿Fuiste a la escuela o a clases?' No, simplemente en la calle, practicando con la gente. Tal vez la aplicación Duolingo me ayudó para iniciar", dijo.
Vende café
El joven iraní, a quien le encanta compartir su cultura a la gente, vende café como una forma de mantenerse a sí mismo y su familia.
Él llega a los semáforos en Rohrmoser en bicimoto con dos hieleras, donde guarda el café y la cafetera, así como los vasos desechables.
Al llegar a una esquina, él parquea su bicimoto y monta la mesa, donde coloca los congeladores y su cajita de café, con la que lleva colgada mientras camina en las calles.
Amin comentó que la razón por la cual decidió vender café es porque le encanta y le gusta compartir el deleite a otras personas, especialmente a los conductores en Rohrmoser que esperan que el semáforo se ponga verde.
"A mí me gusta mucho el café. Yo soy adicto al café. De hecho, en nuestra cultura persa, tomamos mucho té negro, pero últimamente no. Por ejemplo, la nueva generación toma más café que té, pero esto no tiene nada que ver con nosotros", dijo.
"Me encanta el café desde que tenía 14 o 15 años, que ya lo conocí y tomo mucho. Simplemente, amo el café", añadió.
El iraní mencionó que estudió Ingeniería Civil en Irán, pero nunca laboró en esta industria, sino que se dedicó a generar dinero con otras labores, por ejemplo, la venta de café y el restaurante.
"No es fácil"
Amin mencionó que una de las dificultades que tiene como migrante es estar lejos de su familia, especialmente de sus otras hermanas y su mamá.
Él conversa con ellas cada día, pero extraña sus abrazos.
"Estar tan lejos de la familia y sus amigos que uno deja atrás para buscar una nueva vida, no es fácil. Cada vez que hablo con mi familia, con mi mamá, uno siente un dolor profundo, que quiera abrazar, oler a su familia", dijo el iraní.
Aunque él recuerda todos los días a su familia, está feliz de su decisión.
"Hay muchas razones, hay muchas razones políticas, no hay ninguna razón para quedarse y millones para salir. No hay libertad, la ley del país es muy fuerte, económica, no están bien", dijo el joven.
"Para un mejor futuro o algo que tengamos en mente, vale la pena hacer lo que sea", añadió.
Hay diferentes formas que lo hacen sentir cerca de Irán, por ejemplo, hablar sobre su cultura, por ejemplo las estaciones, el idioma y la comida, con otras personas, así como la historia de su país.
El mensaje para otros migrantes
Amin alienta a otras personas migrar a otro país en caso de que no se sienta feliz donde se encuentre.
"Hay un dicho que dice: ‘No somos árboles, si no se siente bien donde está, tiene que moverse'. No es fácil, pero tampoco es difícil. Yo le digo a todo el mundo, si no se siente bien donde está, hay que moverse", comentó.
El iraní también señaló que espera que en un futuro nadie tenga la necesidad de migrar a otro país en busca de una mejor vida.
"Espero que el mundo llegue a un tiempo que nadie necesite migrar, pero de nuevo, si es necesario, hay que hacerlo. Si quiere hacer algo que tiene en su mente, si lo tiene en su corazón, hágalo", indicó.