Logo

“Amiguis, ¿aceptaría que le paguen?”: Así se habría gestado el intento de Pancho Villa por sobornar a jueza

Por José Adelio Murillo | 10 de Nov. 2025 | 11:10 am

 

La acusación de la Fiscalía contra el Narcotráfico y Delitos Conexos reveló el paso a paso de cómo el líder narco Darwin de la Trinidad González Hernández, alias Pancho Villa, habría gestado el intento de soborno a una jueza de la República para que declarara en su favor, por medio de dos intermediarios.

Todo comenzó a gestarse alrededor del 22 de enero de 2024, cuando, desde su celda en máxima seguridad en La Reforma, el cabecilla tenía acceso a un teléfono celular con el cual enviaba mensajes de texto y audios vía WhatsApp para girar instrucciones a Raúl Mauricio Paniagua Paniagua, el primer intermediario.

Posteriormente, Paniagua habría contactado a la abogada Gracel María Arguedas González para que aprovechara que conocía de la universidad a la jueza Hazel Murillo Beita, con el fin de acercarse a ella y ofrecerle presuntamente una compensación económica.

Fue así como Arguedas contactó a Murillo mediante Messenger para pedirle su número de teléfono y coordinar un reencuentro.

La pieza acusatoria del Ministerio Público detalla que el 15 de febrero de 2024, la abogada —siguiendo instrucciones de Pancho Villa transmitidas por el intermediario— le propuso a la juzgadora encontrarse el 17 de febrero de 2024, en Heredia centro, propiamente en la Cafetería Tutti Bum.

Una vez acordado el lugar y la fecha, Paniagua trasladó a Gracel en un vehículo Isuzu D-Max desde la Zona Sur del país hasta la cafetería. Al ser aproximadamente las 6:41 p. m., la acusada se reunió con la jueza, quien llegó en compañía de su hijo.

Alrededor de las 8:02 p. m., la abogada, la jueza y su hijo se retiraron del lugar. La jueza trasladó en su vehículo personal a la imputada hasta el parqueo del Hotel Crowne Plaza, en Sabana Norte de San José, sitio donde, de acuerdo con el plan orquestado, Arguedas hizo creer que se encontraba hospedada allí.

Ese mismo día, cerca de las 8:19 p. m., mientras la jueza, su hijo y la abogada permanecían dentro del vehículo de la juzgadora, en el estacionamiento del hotel, y actuando bajo las funciones asignadas y siguiendo las instrucciones de Darwin, Gracel exhortó a Murillo para que, a cambio de una remuneración económica, declarara como testigo de la defensa en el juicio penal que enfrentaban Pancho Villa y sus secuaces por narcotráfico y legitimación de capitales, según el Ministerio Público.

La intención era que Murillo declarara que debió haberse inhibido de conocer dicho proceso debido a que mantuvo una relación sentimental con el imputado Miguel Elmer Campos Jiménez, exinvestigador del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y miembro de la banda.

Sin embargo, no lo habría hecho porque estaba molesta con Campos. Todo ello, con la finalidad de invalidar la prueba derivada de resoluciones emitidas por la juzgadora y así traerse abajo el caso. Según la acusación, Arguedas le habría dicho a la jueza:

"Amiguis, ¿usted no aceptaría que le paguen?".

Con la finalidad de presionarla para que aceptara el pago indebido, la acusada le habría indicado al hijo de la jueza que observara los vehículos en el parqueo —entre ellos un Toyota Fortuner de último modelo y un Range Rover—, y le manifestó que, si su madre aceptaba el dinero, podría comprarle cualquiera de esos automotores. La juzgadora rechazó la propuesta.

Gracel se marchó del lugar en el pick-up conducido por su cómplice e intermediario, quien la esperaba afuera, según la Fiscalía.

playlist-video-0-y43jyd

Testimonio de jueza

La jueza ya testificó durante el juicio que se ejecuta contra González, Arguedas y Paniagua por el aparente delito de procuración de impunidad. Cuando testificó en el primer juicio por narco y lavado, también había relatado cómo ocurrieron los hechos.

«Me dijo que hacía unos días la había buscado la gente del caso del sur, de Darwin, para que ella me buscara a mí y me viniera a hacer una propuesta. Yo le dije que no tenía que hacerme ninguna propuesta de nada. 

Ella me dice: "yo les dije a ellos que conociéndola a usted, yo sabía que no iba a aceptar absolutamente nada. Ellos me dijeron que la contactara y que le dijera a usted que ellos querían que usted fuera a decir algo al juicio donde ellos están. Que vaya a acreditar que este muchacho, el investigador… Yo les dije a ellos que en el tiempo que estuve con usted en la universidad, a la persona que conocí fue a su esposo, que nunca la vi con otra persona, pero ellos me dijeron que le hiciera una propuesta".

Entonces, ella aprovecha en ese momento y empieza a decirle a mi hijo que vea alrededor del parqueo. Precisamente en la cafetería, habíamos estado conversando que ella tiene una hija muy similar a la edad de mi hijo y que habían aprendido a manejar carro.

Ella ahí aprovecha y le dice a mi hijo que se fije alrededor del parqueo, que cuál carro le gusta. Entonces ella dice: "imagínese si a su mamá le pagaran, podría comprarle un carro, vea aquel", y le mostró como un tipo de Fortuner.

Entonces mi hijo volvió a ver el carro y le dijo: "ah sí, ese es como el carro de mi mamá". Ella le dijo: "imagínese si a su mamá le pagan a usted le podrían comprar ese carro". Entonces mi hijo se devuelve y le dice: "mi mamá no tiene que aceptar nada de ninguna banda de narcotraficantes, no va a hacer eso. Ni por $200 millones ni por $1 millón ni por ningún monto de dinero".

Le vuelve a mostrar creo que como una Ranger blanca que ingresa al parqueo y ella le dice nuevamente: "pero vea aquel otro carro, ¿cuánto cuesta uno de esos? Como $150 mil. Imagínese, si a su mamá le pagan le podría comprar uno de esos".

En ese momento se vuelve a mí y me pregunta si yo aceptaría que me pagaran. Yo le dije: "Voy a pensar que lo que usted está haciendo aquí en mi carro es choteando. Usted me conoce perfectamente, sabe bien quién soy yo y cuáles son mis principios. Yo nunca voy a aceptar absolutamente nada de una banda narcotraficante. Y dígale a esas personas que no me busquen porque esto no se queda así si ellos me intentan buscar a mí".

Ella me dijo que si la volvían a contactar, ella les iba a comunicar y se bajó del carro».

El Ministerio Público señaló que Darwin de la Trinidad fue quien giró las instrucciones para la ejecución de los hechos por medio del acusado Raúl Paniagua Paniagua.

Arguedas intentó corromper a la jueza a cambio de que testificara a favor del cabecilla narco y de los 13 sospechosos restantes que conformaban la banda.

Ellos fueron juzgados por narcotráfico y legitimación de capitales el año pasado. En febrero de 2024, en medio del proceso, el grupo criminal habría contactado a la jueza a través de Arguedas, aprovechando que ambas fueron compañeras de universidad en 2005.

La estructura criminal fue condenada a finales del año anterior por tráfico de droga proveniente de Sudamérica, parte de la cual se exportaba fuera de Costa Rica y el resto se distribuía en el Pacífico Central. Entre los implicados figuran el empresario agropecuario Darwin González, su esposa, familiares y dos exagentes del OIJ.

Comentarios
0 comentarios