Abuelita hace crecer su negocio con el sabor del pan casero
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Sonia Guevara no recuerda desde cuándo hace pan. Dice que creció viendo a su familia hacerlo de manera artesanal, por ello conoce muy bien los secretos de su preparación.
Con nostalgia, comenta que lo que comenzó hace algunos años como una forma de ayudar en la economía del hogar, con el tiempo se transformó en una microempresa. "La idea nació para que la gente conociera el sabor del pan casero, como se hacía antes y poco a poco fuimos ganando más clientes".
La emprendedora de San Antonio de Escazú señala que el nombre de la empresa surgió casi por casualidad, "en una reunión familiar a mis nietos se les ocurrió que se llamara ‘El pan de la abuelita' y así quedó", explica.
Los panes que ofrece esta microemprearia de 60 años destacan porque son hechos a mano y no tienen preservantes. Ella misma elabora todo lo que vende en diversas ferias de la capital y, cuando es mucho el trabajo, pide ayuda a la familia.
"Me gusta vender de esta manera, sobre todo por el contacto con el cliente; se va haciendo una familiaridad. Lo prefiero a los supermercados, donde exigen preservantes y se estropea el producto", dice.
Recetas a la antigua
Sonia Guevara (tel. 8328 5642) señala que aún trabaja con antiguas recetas familiares, las mismas que en algunos casos han sufrido ciertas modificaciones como una forma de experimentar. Al día elabora cerca de 60 panes de diferente tipos.
De hecho, la microempresaria ofrece productos orgánicos que pueden ser de espinaca, remolacha o zanahoria, de vegetales y zucchini, los integrales con linaza, "también están los caseros que llevan ingredientes orgánicos como mora o piña y el de higos con dulce de leche, que es para pecar… generalmente llevan grano, avena, algún ingrediente extra".
La clientela de esta "abuelita" es diverso, ya que con el tiempo se ha dado cuenta de preferencias, "a los jóvenes les gusta el pan de banano, a los mayores el pan casero (..) a los veganos los panes orgánicos y que contengan poca grasa".
"Nuestros clientes saben que estamos todos los sábados en el Mercadito de San Rafael de Escazú y desde ahora los domingos en una feria que se realiza en La Sabana", agrega.
Según la microempresaria, para hacer el pan hay que enamorarse de él, "hacerlo con cariño, yo creo que estoy enamorada del pan… porque es lo que me gusta hacer y me emociono haciéndolo y así voy creando nuevos panes", concluye.