A Kevin un bus le arrebató sus piernas pero no sus ganas de vivir
Kevin brinda charlas de motivación en escuelas y colegios
Kevin Solano es oriundo de Pavas, tiene 29 años y se ha convertido en un ícono del deporte en su barrio y en una figura que causa admiración donde quiera que vaya. Un bus lo arrolló cuando tenía apenas cuatro años y le amputó sus piernas… Hoy, Kevin anda firme por la vida y triunfa a su paso.
Como lo describe su abuelita, su humildad, sencillez y alegría, se mantienen con el paso de los años, a pesar de las dificultades que ha tenido que enfrentar.
Kevin es Seleccionado Nacional de Baloncesto Paralímpico y entrena fuertemente todos los lunes y sábados, entre 5 y 6 horas por semana. El deporte ha traído múltiples beneficios en su vida. La disciplina, la perseverancia y el trabajo en equipo han sido solo algunos de los valores que este joven ha alcanzado por medio del balón.
Su familia ha sido clave en este proceso. Sus padres y su abuela Cecilia Sibaja, con quien creció, se han convertido en el apoyo que le ha permitido avanzar hacia sus metas.
Punto de quiebre
“No ha sido una vida fácil”, comentó Kevin al recordar el episodio de su vida que, como él mismo narra, marcó para siempre su historia.
Con apenas 4 años de edad, fue atropellado por un bus y aunque él solo recuerda lo que le cuentan, su abuelita tiene grabada en su mente -como si hubiera sido ayer- la tragedia ocurrida el 12 de febrero de 1993.
“Él se había ido para donde una hermana mía y ya venían de vuelta cuando lo atropelló el bus (…) Estuvo hospitalizado tres meses y cuando yo llegué a verlo y me dijo: ‘Bueli, vea qué lindo que quedé’ y se quitó la sábana y lo veo yo sin piernas… Para mí fue algo que no podía creerlo y hasta la fecha es un dolor que lleva uno por dentro…”, recordó con lágrimas en sus ojos Cecilia Sibaja, abuela materna de Kevin.
Tres meses estuvo en el Hospital de Niños y aun así, el pronóstico de los médicos que atendieron al pequeño de 4 años no era muy alentador.
“Fue muy duro, mis papás eran jóvenes, entre 20 y 24 años. El cambio de verme con piernas y luego verme sin ellas… No tenía movilidad, los pronósticos de los doctores eran que iba a estar como un vegetal, en una cama”, agregó Kevin.
Víctima de bullying
Cuando el dolor físico y emocional parecían disminuir en él y su familia, todo se hizo más fuerte. Al ingresar al kínder y al colegio las cosas se volvieron más difíciles. Por sus limitaciones físicas, Kevin tuvo que aguantar las ofensas y agresiones verbales de sus compañeros.
“Fue complicado porque lo del bullying yo lo experimenté en el kínder, al principio fue muy duro. Ya uno como que va madurando y no le presta mucho oído a esas cosas, pero al principio sí fue muy duro”, recordó Solano.
En la escuela, el bullying comenzó a disminuir y afortunadamente recibió buenos tratos por parte de sus compañeros y profesores. Sin embargo, años más tarde, cuando ingresó al colegio, la situación se repitió.
“No sabe usted las que yo pasé, cuando es de defender a uno de los de mi casa, soy como una leona y entonces cuando yo lo veía y sabía lo que me le habían hecho, entonces ahí era donde me tenían que ver a mí. A unas personas de esas que me le hicieron bullying a él yo las enfrenté y nada gané”, mencionó Cecilia.
Fue tanto el maltrato, que Kevin abandonó el colegio por su bienestar emocional.
La silla no ha sido limitación
A pesar de eso, este joven, amante de la vida, se aferró a sus sueños. Decidió seguir adelante y al poco tiempo, a sus 18 años de edad, consiguió trabajo en un call center del ICE donde laboran personas con discapacidad.
Fue gracias a esta oportunidad que conoció el mundo del baloncesto paralímpico y decidió aventurarse en esta disciplina deportiva.
“Todo fue gracias a una oportunidad de trabajo que me salió en un call center para discapacitados en el ICE. Como todos andábamos en silla o muletas, todo el mundo hacía deporte menos yo, entonces me invitaron un día a ir verlos jugar y me enamoré del basketball y hasta la fecha sigo jugando, soy Seleccionado Nacional desde el 2005 aproximadamente”, indicó Solano.
Con el deporte ha tenido la oportunidad de participar en Olimpiadas Especiales en Guatemala y Nicaragua.
Los límites son sociales
Aunque este luchador parece no encontrar límites, se ha topado con obstáculos. Entre ellos, la mala atención del servicio de transporte público.
“Ha sido un poco difícil. Lo más duro es el traslado porque yo me transporto en bus, en transporte público y hay muchos choferes que no les gusta bajarse, sacar la rampa, más que todo en invierno. Así que para ellos no mojarse, le dicen a uno que la rampa está mala o que no tienen la llave”, mencionó Kevin.
Cuando lo acompañamos a la cancha ubicada en Rincón Grande de Pavas, zona donde reside este joven, nos dimos cuenta que el parque donde suele entrenar incumple con la ley 7600, no tiene rampas, ni accesos para personas con discapacidad.
A pesar de las limitaciones impuestas por la sociedad, este joven ha luchado contra pronósticos médicos, agresiones, trabas de accesibilidad y lo ha hecho con una sonrisa en el rostro.
Actualmente, brinda charlas de motivación en escuelas y colegios y su sueño es viajar fuera del país para contar su historia de vida. Si usted desea comunicarse con Kevin Solano, puede hacerlo a través del teléfono: 6058-6960