Zarcero rendirá homenaje a don Evangelista, el artista del parque
Era quien hacía las figuras de ciprés.
(CRHoy.com) El pueblo de Zarcero está de luto, tras el fallecimiento de don Evangelista Blanco, el artista del parque más famoso del país, quien creó hermosas figuras por más de 50 años.
Este miércoles 28 de junio, los vecinos, amigos y familiares le harán un homenaje a partir de las 9:30 a.m. en el parque al que le dio todo su amor y cariño. Luego, realizarán una misa para despedirlo.
Así lo informó su sobrina, Lucía Solano, quien indicó que de momento no saben de qué falleció.
"No tenemos un diagnóstico, de unos días para acá él se enfermó y se nos fue rápido. Murió con todos nosotros en la casa, a la par, acompañándolo", expresó antes de decir que él se quedó "dormidito. Solo se fue de un suspiro".
Don Evangelista, de 84 años, era conocido por personas de muchos rincones del país y fuera de él. Era un hombre lleno de alegría, con mucho carisma y dedicado 100% a sus árboles de ciprés.
En julio del 2017, el pueblo de Costa Rica se unió a favor de Blanco, quien había sido despedido por el sacerdote Kenneth Castillo, quien había alegado que ya estaba muy mayor y que, era mejor que se dedicara a descansar.
El caso conmocionó al país por la manera en la que el cura le pidió a don "Lista" que dejara su trabajo en el parque.
La noticia se viralizó y en ese momento, el entonces obispo de Alajuela, Ángel San Casimiro, le devolvió su trabajo a don Evangelista, incluso con dos asistentes para que lo acompañaran.
"Estoy feliz como nunca en muy vida, como si hubiera pegado 300 millones. Me devuelven la vida, estoy muy feliz", dijo en entrevista a CRHoy.com cuando le devolvieron su puesto.
En sus propias palabras, el parque era "como mi esposa". Fue él quien sembró todos los árboles de ciprés y quien por mucho tiempo se dedicó a darles forma.
En octubre del 2014, Blanco recibió un homenaje por tantos años de labor al parque. En ese momento, aseguró a este medio que se dedicaría a eso hasta que la muerte se lo llevara y que lamentaba no tener hijos a quién heredarles el oficio. Nunca se casó, los árboles de ciprés eran su más grande amor y en ellos queda su legado.







