Sudán suma otro capítulo de brutalidad a la interminable guerra de Darfur
La ONU reporta al menos 500 civiles muertos en dos semanas
Darfur, en Sudán, vuelve a ser el epicentro de una nueva crisis marcada por ataques étnicos, violencia sexual y muerte, repitiendo —una vez más— los horrores del pasado. En apenas dos semanas, casi 500 civiles han muerto, según cifras de la ONU.
El conflicto actual enfrenta a las fuerzas del jefe del ejército, Abdel Fattah al-Burhan, con las de Mohamed Hamdan Daglo, conocido como Hemedti, líder de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF). Estas tropas han asediado la ciudad de al-Fasher durante casi un año y recientemente lanzaron una ofensiva mortal sobre ella. La ONU advierte de ataques dirigidos contra comunidades específicas por motivos étnicos, mientras el número de víctimas civiles sigue aumentando y los reportes de violencia sexual se multiplican.
Además, decenas de personas han fallecido por falta de alimentos, agua y atención médica en centros de detención gestionados por las RSF, o mientras caminaban durante días en condiciones extremas intentando huir de la violencia.
¿Quiénes son los líderes del conflicto?
Abdel Fattah al-Burhan, oficial militar de carrera, es una figura clave en la política y los conflictos de Sudán. Tras formarse en la Academia Militar, ascendió rápidamente en las filas del ejército, participando en diversos frentes, incluido el de Darfur. En 2018 fue nombrado jefe del Estado Mayor del Ejército y, tras el derrocamiento del presidente Omar al-Bashir, asumió la presidencia del Consejo Militar de Transición en 2019. Sin embargo, en octubre de 2021 lideró un golpe de Estado que disolvió el gobierno de transición, desatando una nueva crisis política. Desde entonces, mantiene un férreo control del poder, enfrentándose a la oposición tanto interna como extranjera.
Por su parte, Mohamed Hamdan Daglo, nació en Chad y pertenece a la tribu árabe Rizeigat de Darfur. En 2003, tras la muerte de su familia a manos de bandidos, formó un grupo armado para protegerse. Ese grupo evolucionó en las temidas milicias Janjaweed, responsables de masacres en Darfur. En 2013, fundó las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), una fuerza paramilitar acusada de genocidio y crímenes de guerra, especialmente contra comunidades no árabes. Durante el golpe de Estado de 2019, fue nombrado vicepresidente del Consejo Militar de Transición. Sin embargo, en 2023, tras una ruptura con al-Burhan, las RSF se enfrentaron al ejército regular, desatando la actual guerra civil.
Un conflicto interminable
El conflicto en Darfur no es nuevo: hunde sus raíces en décadas de tensiones étnicas, políticas y económicas. Factores como la competencia por recursos escasos, la marginación de comunidades no árabes y la inestabilidad política han alimentado un ciclo constante de violencia.
Hasta 1916, Darfur fue un sultanato independiente antes de ser incorporado al Sudán anglo-egipcio. La región alberga una diversidad de grupos étnicos, incluidos los fur, zaghawa y masalit, mayoritariamente agricultores, y los baggara, pastores nómadas de origen árabe. La competencia por tierras y agua, especialmente en un contexto de sequías y hambrunas en los años ochentas y noventas, intensificó las tensiones entre estas comunidades.
En 2003, grupos rebeldes como el Movimiento de Liberación de Sudán (MLS) y el Movimiento Justicia e Igualdad (MJI) se alzaron contra el gobierno central, acusándolo de oprimir a las poblaciones no árabes y de favorecer a las comunidades árabes. En respuesta, el régimen de Jartum armó a las milicias Janjaweed, compuestas principalmente por árabes baggara, que llevaron a cabo masacres y desplazamientos forzados contra los fur, zaghawa y masalit. Con el tiempo, estas milicias evolucionaron en las RSF bajo el mando de Hemedti.
A pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional, incluidos el despliegue de la misión conjunta de la ONU y la Unión Africana (UNAMID) y acuerdos de paz como los de Abuja (2006) y Doha (2011), las tensiones nunca se resolvieron de fondo.
El expresidente Omar al-Bashir fue acusado en 2009 por la Corte Penal Internacional (CPI) de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad en Darfur. En abril de 2023, estalló la guerra civil entre las Fuerzas Armadas Sudanesas y las RSF. Desde entonces, la violencia no ha dejado de escalar.

