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Reducción de la pobreza se explica por ingresos informales y ayudas familiares, señala informe

Revela informe del Estado de la Nación 2025

Por Andrey Villegas | 14 de Nov. 2025 | 7:01 am

Foto con fines ilustrativos

Entre 2023 y 2024, Costa Rica registró una de las reducciones más significativas en los niveles de pobreza de los últimos 20 años; sin embargo, el Informe Estado de la Nación 2025 revela que esta disminución se sostiene sobre bases frágiles y no sobre un crecimiento económico inclusivo o una expansión del empleo formal.

Según los datos presentados, la incidencia de pobreza por ingresos bajó casi cuatro puntos porcentuales, al pasar del 21,8% al 18% de los hogares, lo que representa que unas 63.000 familias salieron de esa condición.

La última vez que el país había registrado una baja similar fue en 2007, cuando la reducción de 3,2 puntos porcentuales en la pobreza se debió a un contexto económico favorable: el Producto Interno Bruto (PIB) creció 8,2%, se generaron 96.000 empleos formales, los ingresos laborales aumentaron 9,6% en términos reales y los programas sociales recibieron más recursos.

Pero en 2024 el desempeño fue distinto. Aunque el PIB aumentó un 4,3%, este crecimiento se concentró principalmente en el régimen especial de exportación (Zonas Francas), un sector que emplea a personas con mayor calificación y escaso impacto en los hogares más vulnerables.

Además, aunque se crearon 105.000 nuevos puestos de trabajo, el Informe resalta que buena parte de ellos se debió a un "efecto rebote" tras la disminución del empleo en 2023. Aun así, el país no ha recuperado los niveles de empleo de 2019, previos a la pandemia.

La tasa de participación laboral se mantuvo baja, en 54%, una de las más reducidas desde los años noventa, y la informalidad siguió siendo el refugio para muchos trabajadores.

Más pobreza superada, pero con ingresos informales

De acuerdo con el Informe, más del 60% de la reducción de la pobreza se explica por factores no estructurales. La principal contribución provino del aumento de ingresos informales, la disminución en el tamaño de los hogares y las transferencias de origen diverso, como ayudas familiares o donaciones.

Natalia Morales, investigadora del Programa Estado de la Nación, señaló que estos elementos son "coyunturales y endebles", lo que pone en duda la sostenibilidad del descenso en los niveles de pobreza.

"Casi tres cuartas partes de los hogares (72%) que salieron de la pobreza en 2024 lo hicieron gracias a aumentos en ingresos laborales; pero, en su mayoría, esos ingresos provienen de empleos informales o de baja productividad", explicó Morales.

El estudio muestra que el porcentaje de personas calificadas que trabajan en el sector informal aumentó del 29% en 2019 al 34% en 2024. Es decir, incluso quienes tienen educación media o superior dependen cada vez más de trabajos sin estabilidad ni seguridad social.

Otro 24,4% de la reducción de la pobreza se atribuye a la disminución en el tamaño promedio de los hogares. Al haber menos personas en cada familia, el ingreso per cápita aumenta, aunque el ingreso total no cambie. Por su parte, las transferencias —tanto monetarias como en especie— explican cerca del 21% de la mejora general.

Entre estas transferencias figuran ayudas familiares, apoyo de iglesias o donaciones privadas, así como subsidios estatales y pensiones. No obstante, el informe advierte que el origen y la sostenibilidad de estos recursos son inciertos.

Morales detalló que la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) no registra el origen ni la naturaleza de las transferencias no monetarias o de dinero no declarado.

"No existe forma de determinar cómo reciben los hogares esas ayudas, pero podrían incluir alimentos, pago de servicios públicos, servicio doméstico u otros apoyos. En el caso de las transferencias en dinero, deben ser regulares, como ayudas de bien social, iglesias o personas que ofrecen caridad", indicó.

En las zonas urbanas, el empleo informal fue el principal factor asociado con la reducción de la pobreza, mientras que en las áreas rurales y costeras incidieron más las transferencias no registradas y una mayor recepción de pensiones contributivas.

Desigualdad todavía alta

A pesar de la reducción de la pobreza, la desigualdad de ingresos sigue siendo elevada. El coeficiente de Gini bajó de 0,502 a 0,492, una leve mejora que, si bien representa una reducción de tres puntos respecto al nivel máximo alcanzado en 2020, continúa ubicando al país entre los más desiguales del continente.

Mientras los sectores más calificados acceden a mejores condiciones, los grupos con baja escolaridad, las mujeres y los jóvenes enfrentan mayores dificultades de inserción laboral.

En 2024, la tasa de desempleo promedió 7,5%, una reducción de 1,4 puntos porcentuales respecto a 2023. No obstante, esta mejora no implicó un ingreso masivo de nuevas personas al mercado laboral: la tasa de participación se mantuvo estancada y muchas personas, sobre todo mujeres, siguieron fuera de la fuerza de trabajo.

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