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La puntualidad, una virtud de príncipes y de eficientes

Tenga en cuenta que el tiempo es breve y se escapa.

Por Patricia León-Coto | 13 de Nov. 2016 | 10:34 pm
El impuntual falla desde el primer arranque.

El impuntual falla desde el primer arranque.

Tenemos la ilusión y la esperanza en sacar adelante este país con todas sus dificultades y oportunidades. El éxito de esa ilusión está en el cumplimiento de pequeños retos, que muchas veces son la suma de esfuerzos personales.

Un elemento fundamental de esta actitud nueva, es la puntualidad. Hoy, como nunca antes, esta virtud es clave y necesaria para la vida diaria. Mucho se define a partir de la puntualidad, pues el impuntual falla en el primer arranque, y los demás lo notan.

El no vivir la batalla del minuto descalifica a la empresa, a la institución y a la persona y muchas veces agrieta la vida familiar.

Jose Joaquín Chaverri

José Joaquín Chaverri

Debemos ser cumplidos y también tener en cuenta que nos esperan. Cuidemos la puntualidad no tanto como una obsesión, sino más bien como un detalle de cortesía y de eficiencia.

Bien, hablemos de puntualidad:

  • Debe combinarse con la advertencia, es decir, avisar cuando llegamos tarde. El mundo está lleno de teléfonos que podemos utilizar para anunciar que estamos atrasados o imposibilitados de llegar.
  • Requiere planeamiento, para saber llegar a tiempo y por la ruta menos agotadora.
  • Debe estar acompañada por el aprovechamiento del tiempo. Un libro ayuda a aprovechar el tiempo antes de una cita.
  • Permite ahorrar tiempo y la contraparte lo agradece.

Pero si de aprovechar el tiempo se trata, este puede ser un consejo útil: planee sus conversaciones, sus argumentos y sus parlamentos. Las divagaciones se convierten en tiempo perdido.  El tiempo es breve y se escapa.

La conversación requiere también tiempos y momentos. No es lo mismo conversar en tiempo de trabajo, que al final de la jornada. La puntualidad debe tener en cuenta cuánto tiempo podemos usar de la persona que visitamos.

La puntualidad se hace fundamental conforme más avanzamos en nuestra vida profesional o en nuestras responsabilidades.

Ser exactos en la hora es símbolo de elegancia y cuidado de los detalles. La puntualidad es característica de príncipes (y de princesas, claro está) y de la gente eficiente.

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