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5 claves para entender la crisis que sacude a Tanzania tras las elecciones

Por Gustavo Arias | 1 de Nov. 2025 | 7:10 am

Tanzania vive su mayor crisis electoral en décadas. Las elecciones presidenciales y legislativas del 29 de octubre derivaron en protestas masivas, represión violenta, un despliegue militar sin precedentes y un apagón de internet que ha aislado a millones de ciudadanos.

Lo que comenzó como un proceso electoral aparentemente rutinario se convirtió en un estallido de indignación social, en medio de acusaciones de fraude y exclusión de opositores.

El detonante fue la decisión de bloquear a los dos principales candidatos de oposición, dejando a la presidenta Samia Suluhu Hassan prácticamente sin competencia real. Desde entonces, las calles de Dar es Salaam, Mwanza y otras ciudades se llenaron de manifestantes enfrentándose con la policía, incendiando vehículos y comisarías, mientras el gobierno imponía toques de queda y cortaba las comunicaciones.

La crisis plantea preguntas fundamentales sobre la democracia, la represión y la estabilidad social en Tanzania. Estas cinco claves permiten entender por qué el país está al borde de una crisis política y social sin precedentes en su historia reciente.

1. Elecciones controvertidas en Tanzania

La presidenta Samia Suluhu Hassan (del partido Chama Cha Mapinduzi, CCM), que ascendió al poder en 2021 tras la muerte repentina de John Magufuli, buscó su reelección enfrentando a 16 candidatos de partidos menores, sin experiencia ni respaldo político significativo.

Los dos principales rivales, Tundu Lissu (Chadema) y Luhaga Mpina (ACT-Wazalendo), fueron bloqueados: Lissu está detenido bajo acusaciones de traición, mientras que Mpina fue descalificado por supuestos errores administrativos en su nominación.

La falta de competencia consolidó la percepción de que la presidencia de Hassan es incuestionable, debilitando aún más la confianza de la población en las instituciones y provocando frustración social que luego se tradujo en protestas.

La exclusión de los principales contendientes generó un clima de incredulidad ante el proceso electoral y dejó a los ciudadanos con pocas expectativas de cambio político, lo que contribuyó a la movilización masiva en las calles.

2. Protestas masivas y despliegue militar

La exclusión de los opositores desató protestas en todo el país. En Dar es Salaam, Mwanza y otras ciudades, cientos de personas incendiaron vehículos, estaciones de policía y comercios. Según el partido opositor Chadema, las protestas han dejado cerca de 700 muertos.

El gobierno respondió con un despliegue militar sin precedentes. Tanques y soldados patrullan las avenidas principales y carreteras, deteniendo vehículos y registrando a los transeúntes. Toques de queda y el cierre de escuelas y universidades buscan evitar nuevas concentraciones de protesta.

Los enfrentamientos han dejado barrios enteros en ruinas. Comercios, estaciones de transporte y viviendas fueron incendiadas. Aunque el ejército asegura haber "controlado la situación", la tensión persiste.

3. Represión y derechos humanos bajo amenaza

La violencia electoral no es un hecho aislado: se inserta en un patrón más amplio de represión sistemática. Desde que Hassan asumió el poder, se han documentado arrestos arbitrarios, desapariciones forzadas y torturas de opositores y críticos.

Incluso, el hijo de la presidenta, Abdul Halim Hafidh Ameir, ha sido mencionado por algunos medios y analistas como una figura influyente en un supuesto grupo de seguridad informal.

Diversos reportes periodísticos y testimonios de opositores lo señalan en relación con operaciones de intimidación y con el aumento de denuncias por desapariciones de activistas, periodistas y críticos del gobierno, aunque estas acusaciones no han sido verificadas por investigaciones judiciales independientes.

Amnistía Internacional y Human Rights Watch han denunciado la falta de rendición de cuentas e impunidad de quienes cometen abusos en Tanzania. Además, numerosos testimonios sugieren que la población percibe que las fuerzas de seguridad no solo mantienen el orden, sino que también actúan para silenciar voces críticas.

4. Censura y apagón de comunicaciones

El gobierno bloqueó el acceso a internet y redes sociales dificultando la comunicación nacional e internacional. La medida coincidió con las protestas más violentas, limitando la verificación de hechos y la difusión de información.

Organizaciones internacionales alertan que esta censura limita la libertad de expresión y restringe la participación ciudadana, aumentando el riesgo de que la crisis se profundice al impedir negociaciones o protestas pacíficas.

5. Impacto económico y perspectivas futuras para Tanzania

Las protestas y la represión han paralizado la economía: comercios, bancos y transporte cerraron, mientras los turistas permanecen varados sin información. Sectores clave como el turismo, la agricultura y el comercio urbano, vitales para la estabilidad económica, se han visto afectados.

La violencia y el miedo alteran la vida cotidiana. Los ciudadanos evitan salir de sus casas, las escuelas y universidades permanecen cerradas y la actividad comercial está restringida. Las ciudades se han convertido en espacios de tensión constante.

Políticamente, el CCM mantiene el poder, pero el descontento social plantea un desafío para la gobernabilidad. Analistas advierten que si Hassan no gestiona la indignación de los jóvenes y sectores urbanos, podría erosionar la legitimidad del régimen.

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