“La palabra muda”: Artista tica busca una experiencia emocional profunda a través del silencio
A lo largo de la vida, las personas interpretan la realidad según su estado emocional, su historia y lo que habita en su interior. A veces, un rostro, unas manos, un objeto… o una pintura basta para despertar tristeza, remordimiento, dolor o incluso felicidad. Esa es precisamente la intención de Irene Calderón con su obra La palabra muda, actualmente expuesta en la galería Abra Espacio.
El pasado sábado se inauguró la muestra de Calderón. Desde la entrada, el visitante se encuentra inmerso en un recorrido íntimo donde cada esquina está ocupada por una de sus obras. La presencia de sus cuadros genera en los asistentes una experiencia emocional profunda. Algunas personas incluso lloran al enfrentarse a las imágenes, pues sus composiciones despiertan emociones intensas sin necesidad de palabras.
Las pinturas presentan figuras femeninas envueltas en sombras, agua o grandes velos, con expresiones que van desde la vulnerabilidad hasta la introspección. Las manos, otro elemento recurrente en sus obras, aparecen como símbolos abiertos a múltiples interpretaciones. Calderón aclara que no pinta con la intención de generar una emoción específica: ni tristeza, ni alegría. Lo suyo es una búsqueda subjetiva.
Para ella, el arte debe dejar preguntas en el espectador. Así como una poesía la marcó sin comprenderla del todo, su deseo es que sus obras dejen huellas en quienes las contemplan. "Creo que eso le pasa a las personas cuando las ven, y me parece muy bonito. Ahí encuentro sentido a lo que pintamos, aunque no sea planeado", expresó.
La figura femenina que aparece en sus cuadros no representa a alguien en específico, ni siquiera a ella misma. Es una identidad en constante transformación. Las imágenes buscan conectar con lo autobiográfico desde lo simbólico: el agua y la oscuridad, dos elementos clave, emergen como metáforas de sus vivencias y su interioridad.
Su proceso creativo es profundamente intuitivo. Al momento de pintar, Calderón no sigue una línea narrativa estructurada. Primero deja que las emociones y experiencias pasen por su cuerpo, selecciona imágenes y bocetos, y luego se deja guiar por su intuición. Siempre pinta con una vela encendida a su lado, como una especie de ritual personal que acompaña su viaje interior.
Entre sus influencias, destaca a Clarice Lispector y Maya Deren, dos artistas que exploran la subjetividad y la interioridad, rompiendo con las estructuras narrativas tradicionales. Calderón retoma de ellas la búsqueda de lo intangible, el simbolismo y la mirada femenina introspectiva. Su pintura no avanza en una línea temporal, sino que se despliega verticalmente, hacia el interior de cada instante.
Detrás de esta exposición hay un equipo que da vida a Abra Espacio: Oriana Capra, Emmanuel Rodríguez, Montserrat Mesalles, y Lucianno Goizueta. Los cuatro, además de ser artistas, dirigen el espacio y lo conciben como una plataforma para visibilizar propuestas artísticas con profundidad conceptual.
CR Hoy conversó con Capra y Rodríguez, quienes trabajaron de cerca con Calderón durante todo el proceso. "Brindamos espacios a artistas que no siempre tienen la oportunidad de exhibir su obra, y buscamos una conexión más directa con su trabajo", explicó Rodríguez.
La relación con Calderón surgió a partir de una muestra colectiva en la que participó el año pasado. Desde entonces, creció el interés por dedicarle un proyecto propio. Capra visitó su estudio, conversó con ella y comenzó a construir junto a la artista el cuerpo conceptual de la exposición.
En un principio, se pensó en una muestra más pequeña. Sin embargo, al explorar su obra reciente, descubrieron una profundidad que merecía ocupar todo el espacio de la galería. "Me quedó el interés de profundizar más. Fui a su taller, y en ese encuentro vimos que había mucho contenido. Así fue como decidimos hacer uso total del espacio", detalló Capra.
Para Calderón, el proceso fue natural y fluido. Sentía que Capra era capaz de ver cosas en su obra que ella misma no había notado. Esa conexión fue clave para que la exposición tomara forma. Rodríguez, por su parte, se encargó de ubicar cada obra en un espacio específico, respetando el silencio y la interpretación libre del visitante.
En Abra no se colocan fichas técnicas ni descripciones extensas junto a las obras. "Nos interesa que la obra hable por sí sola y potenciar esa experiencia desde la curaduría", comentó Rodríguez. Se busca que cada visitante interprete lo que ve desde su propia experiencia emocional, sin instrucciones, sin filtros.
Así, La palabra muda no solo representa la voz artística de Calderón, sino también la visión colectiva de un equipo comprometido con impulsar el arte costarricense desde un espacio que cree en la sensibilidad, la intuición y el poder transformador del arte.