Introducción:
Hay lugares que no necesitan hablar para contar su historia. La Bohemia es uno de ellos. Fundada en 1936 por Giuseppe Motta Stabile, un inmigrante calabrés que llegó a Costa Rica buscando un nuevo comienzo, esta cantina ubicada en el corazón de San José no es solo un bar: es parte del tejido emocional de la ciudad. Desde sus inicios, fue punto de encuentro, espacio de conversación, trinchera de boleros, partidos y café fuerte. Hoy, bajo el cuidado de su nieto Giorgio, La Bohemia sigue viva —y más vigente que nunca— como refugio para quienes creen que la ciudad también necesita alma.
Ambiente:
Entrar a La Bohemia es como cruzar una frontera temporal. La barra guarda historias, los discos suenan con criterio, y la famosa pizarra de Don Giorgio resume el día con frases que van del chiste al comentario político. Las paredes tienen memoria, las bocas tienen sabor a hogar, y la música acompaña con elegancia: boleros, son cubano, algo de jazz y clásicos en español que suenan como deberían. Es un espacio diverso donde conviven poetas, oficinistas, cocineros, turistas y vecinos del barrio. Nadie sobra. Nadie se siente fuera de lugar.
Qué pedir:
Acá no hay menú extenso ni platos de moda: solo hay tres bocas que son parte del patrimonio josefino:
Las albóndigas con arroz: —Receta familiar de la hermana Betina— son suaves, honestas y reconfortantes.
Los cubaces con costilla: Cada día se encuentran menos los cubaces en los menús de los restaurantes, estos son tradición pura, cocinados como se hacía antes.
Garbanzos con cerdo: tienen ese sabor profundo que solo se logra con hueso, grasa y paciencia.
